Hoy comienza Hanukkah, 25 de Kislev, tercer mes según el calendario hebreo, y durante 8 días se celebra esta festividad, también llamada Fiesta de las Luces o Luminarias. Estas galletas que hoy os traigo, los rugelachs, era tradicional consumirlos solo durante este periodo pero ahora se encuentran con facilidad durante todo el año en tiendas de productos judíos.
Estas pequeñas y deliciosas galletas enrolladas, aunque tengan el aspecto de pequeños croissants son anteriores a ellos, son de origen askhenazí, los judíos asentados en Europa Central y Oriental. Su nombre está en yiddish, la lengua askhenazí, y la traducción literal precisamente es "pequeños enrollados"
Ingredientes :
- 190 g de harina de fuerza
- 35 g de harina de repostería
- 225 g de mantequilla fría
- 190 g de crème fraîche
- 1 pizca de sal
Para el relleno
- 6 cucharadas de crema untable de chocolate (usé nocilla)
- 100 g de pepitas de chocolate (de las más pequeñas que encontréis)
- 50 g de nueces picadas
- 75 g de azúcar moreno
Además
- 1 yema de huevo, talla L, batida
- 2 cucharadas de azúcar moreno
- 1 cucharadita de canela
Poner en el bol de la amasadora las harinas y la mantequilla cortada en trocitos pequeños y empezar a trabajar, con la pala, a velocidad baja hasta que tenga una textura arenosa. Echar la crème fraîche y la sal y seguir trabajando hasta que estén totalmente integradas, aunque la masa resultante esté bastante pegajosa. Volcar sobre una superficie enharinada y, con ayuda de las manos, también bien enharinadas, darle forma redonda. Dividir en dos y formar un disco con cada parte. Envolver con plástico de cocina, cada disco por separado, y meter en la nevera durante 90 minutos para que coja cuerpo y pueda manipularse más fácilmente.
Preparar 2 bandejas y cubrirlas con papel de horno y reservar. Mezclar en un bol las pepitas de chocolate, las nueces picadas y el azúcar moreno del relleno y reservar.
Sacar uno de los discos de la nevera y estirarlo, con ayuda de un rodillo, sobre una superficie enharinada, hasta formar un círculo de unos 30 cm de diámetro. Para mí esto fué lo más complicado de la receta porque dejarlo medianamente redondo me costó un mundo, jejjeje.
Extender la mitad de la crema de chocolate por encima del círculo sin llegar al borde y, con un cuchillo bien afilado, cortar en en 12 triángulos iguales. Espolvorear, por encima de la crema, la mitad de la mezcla de pepitas y nueces reservada y comenzar a enrollar cada triángulo desde la parte más ancha hasta la punta. Ir depositando cada triángulo enrollado en una de las bandejas preparadas anteriormente. Repetir todo el proceso con el otro disco colocándolos en la otra bandeja. Meter en la nevera por lo menos 2 horas para que no pierdan la forma al hornear.
Calentar el horno a 190ºC, con calor de arriba-abajo. Mezclar el azúcar moreno con la canela en un bol. Sacar una bandeja de la nevera, pincelar con la yema batida y espolvorear con la mezcla de azúcar y canela. Hornear, a media altura, durante unos 22-25 minutos hasta que estén bien doraditos. Sacar y dejar enfriar sobre una rejilla. Repetir el proceso con la otra bandeja y hornear.
Dice Eva, que una vez fríos se conservan estupendamente durante 10-12 días si están guardados en un recipiente hermético... jajjaja, como que va a llegar alguno a 10 días. Vamos, ¡¡ni de broma!! También puedes no espolvorearlos con la mezcla de azúcar moreno y canela antes de hornear y, una vez cocidos, hacerlo con azúcar glass o hacer una bandeja de cada manera pero, para mí, con el azúcar moreno y la canela es como más ricos están.
Están brutales... para empezar y no parar.
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