Este año se me ha echado el tiempo encima y casi se me pasa la temporada de naranja sanguina sin publicar ninguna receta que la incluyera, con lo fotogénicas que son y, sobre todo, lo riquísimas que están. En esta primera receta que os traigo las naranjas que encontré no estaban demasiado rojas pero aún así su sabor seguía siendo delicioso.
Me ha sorprendido gratamente la mezcla de estos ingredientes ya que el resultado no tiene nada que ver con el dulzor que esperas encontrar en este tipo de pastel. La acidez que le aporta los arándanos rojos combina a la perfección con la delicada dulzura de las sanguinas consiguiendo el punto justo de ambos sabores conservando la etérea textura que le caracteriza.
Ingredientes :
- 300 g de claras de huevo
- 1 cucharadita de crémor tártaro
- 1 pizca de sal
- 200 g de azúcar
- 2 cucharaditas de mermelada de naranja dulce
- 100 g de harina
- Ralladura de una naranja sanguina
- 100 g de arándanos rojos deshidratados
- 120 g de azúcar glass
- 1,5 - 2 cucharadas de zumo de naranja sanguina
Lo primero que tendremos que hacer es lavar y secar muy bien los arándanos y cortarlos en trozos más pequeños, yo los partí en dos y los más gordos en tres. Lavar concienzudamente la naranja y secar antes de rallar su cáscara y exprimir el zumo de media. Reservar. Echar en un cuenco el azúcar y la ralladura y trabajar con las puntas de los dedos hasta que el azúcar quede totalmente impregnado del aceite de la ralladura y reservar. Tamizar la harina y reservar.
Calentar el horno a 175ºC, con calor de arriba-abajo.
Echar las claras en un bol amplio. Espolvorear por encima el crémor tártaro y la sal. Empezar a batir, a velocidad baja, hasta que empiecen a espumar y el crémor esté totalmente integrado. Subir a velocidad media y batir hasta que se empiecen a formar picos blandos. Ir añadiendo el azúcar antes preparado a cucharadas, subir la velocidad y seguir batiendo hasta que el merengue esté brillante y forme picos duros. Agregar la mermelada e integrar. Bajar de nuevo la velocidad, espolvorear la harina sobre el merengue y trabajar hasta que la mezcla esté uniforme. Añadir los arándanos e integrar, con ayuda de una espátula para que queden repartidos uniformemente.
Volcar la masa en el molde de Ángel sin engrasar. Alisar la superficie y meter sobre la rejilla del horno, procurando que quede a una altura centrada. Dejar cocer durante unos 40 minutos o hasta que esté bien cocido, la superficie cuando se toque no se pegue a los dedos y pinchando con una aguja cerca del centro ésta salga limpia. Sacar del horno y girarlo boca abajo, dejándolo reposar sobre las patitas del molde por lo menos durante una hora.
Para desmoldarlo pasar una puntilla por todo el borde para despegarlo de las paredes del molde, girarlo y dejar terminar de enfriar sobre un plato en el cual, previamente, habréis espolvoreado con azúcar glass. Una vez totalmente frío prepararemos el glaseado, mezclando bien los ingredientes del mismo, y bañar con él la superficie del bizcocho.
Dejar que se seque un poco el glaseado antes de llevarlo a la mesa y preparaos para disfrutar de lo lindo porque está rico no, lo siguiente... vaya, como para ponerle un piso, jejjejeje.