Llego justo a la hora de la merienda y, con el frío que está haciendo, nada apetece más que quedarse en casa acurrucado en el sofá, debajo de una manta y tomando algo calentito. Y, para que la tarde sea perfecta, ¿qué os parece si todo esto lo acompañamos con un rico y jugosísimo bizcocho?
Aquí, en Valencia, es bastante frecuente encontrar trozos de calabaza horneada en la mayor parte de los hornos y supermercados así que ¿por qué no aprovecharnos de ello? Lo normal en estas fechas, que ya estamos en temporada fallera, sería preparar buñuelos de calabaza pero yo os voy a proponer hornear algo distinto y también bien rico.
Ingredientes :
- 180 g de harina
- 165 g de azúcar
- 125 ml de aceite suave
- 2 huevos L
- 185 g de puré de calabaza
- 120 ml de leche caliente
- 2 cucharaditas de canela en polvo*
- 1/2 cucharadita de sal
- 1/2 cucharadita de levadura química
- 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico
- Azúcar glass para espolvorear
Poner a calentar el horno a 180ºC, con calor de arriba-abajo. Engrasar muy bien, con spray o con mantequilla derretida, el molde elegido. Yo me decanté por el Heritage Loaf de Nordic Ware que estoy totalmente enamorada de lo preciosos que quedan los bizcochos en él.
Tamizar la harina, la sal, la canela, la levadura y el bicarbonato. Reservar. Poner el puré de calabaza junto a la leche caliente en el vaso de la batidora y triturar hasta que quede una crema. Reservar.
Poner en un bol el aceite y el azúcar y batir hasta que comience a emulsionar. Añadir los huevos, uno a uno, batiendo bien entre cada adicción. Agregar la mitad de la mezcla de harina e integrar. Verter la crema de calabaza y leche y remover hasta que esté bien mezclado. Echar el resto de la harina y remover, con ayuda de una espátula, justo hasta que esté integrada, pero sin trabajar demasiado para evitar que el gluten se desarrolle.
Verter la mezcla en el molde anteriormente preparado. Golpear suavemente sobre la encimera para que la masa se asiente y no queden burbujas en su interior.
Hornear a media altura durante unos 45 minutos. Pinchar con una aguja para comprobar que esté bien cocido. Dejar enfriar sobre una rejilla alrededor de10 minutos antes de desmoldarlo. Pasado ese tiempo, zarandear un poco el molde para ayudar a que el bizcocho se termine de despegar de las paredes. Poner la rejilla por encima, voltear y retirar el molde, dejando terminar de enfriar el bizcocho sobre la rejilla.
Justo al llevarlo a la mesa, cuando esté totalmente frío, si queréis, podéis espolvorearlo con azúcar glass como yo hice, aunque realmente no le hace falta absolutamente nada para estar divino.
Fuente : I Love Bundt Cakes