Recuerdos de pleno verano que vienen asociados a todos los sentidos: el tacto de la arena del río entre los dedos de los pies, las nubes de algodón sobre un cielo de un azul increíble, el olor de las lilas del jardín, el traqueteo lejano de los trenes al atardecer y el gran dulzor de las sandías. Eran muy muy dulces, tanto que parecía que estuvieran espolvoreadas con azúcar. De esas que es difícil encontrar ahora.
Y este bucólico rollo que os he metido es sólo para contaros que hoy os traigo una sopa fría de sandía. Probablemente si la hubiera elaborado con una de las que yo recuerdo de mi niñez seguro que estaría insuperable... porque con ésta estaba muy muy rica, casi podría decir que deliciosa.
Llevo todo el mes intentando vaciar un poco la nevera de las distintas frutas que nos trae esta estación pero esto casi se ha convertido en una misión imposible. Y es que, claro, hay tantísima variedad y todas taaan ricas que a ver que te dejas. Es por eso que me he visto en la necesidad de añadirlas en los platos a la hora de las comidas. Esta de sandía es una de las más ricas que he llevado este año a la mesa y, además, de las que más ha gustado.
La receta original, de la que yo he hecho ya multitud de variaciones, ha cumplido este mes 10 años pero no hay verano que no la prepare en cualquiera de sus variantes. Ésta, la adaptación de 2019, está preparada con salvia.
Lo mejor de la receta es que no necesitas encender el fuego, lo que la hace ideal para los días de máximo calor. Sólo hay que triturar y refrigerar... nada más fácil y rápido.
Ingredientes :
- 850 g de sandía
- 1 ramita de salvia fresca
- 200 g de nata ácida*
- 1/2 limón
- 1 pizca de sal
Con estas cantidades salen 4 vasos.
Sacar 8 bolitas de sandía con ayuda de una descorazonador de manzanas, tapar y reservar refrigeradas. Retirar la cáscara con la parte blanca y las pepitas. Cortar el resto de la carne en tacos.
Lavar las hojas de salvia y secarlas con papel de cocina. Reservar 4 para decorar los vasos.
Triturar los tacos de sandía junto al zumo del medio limón, las hojas de salvia troceadas y la pizca de sal. Cuando esté uniforme, añadir la nata y batir hasta integrar por completo. Verter en una jarra, tapar y meter en la nevera. Refrigerar por lo menos durante dos horas antes de llevar a la mesa.
Antes de servir remover para que la sopa se unifique ya que, con el reposo, el agua que contiene la sandía se quedará en el fondo.
Pinchar, en una mini brocheta, dos bolitas de la sandía reservada intercalando una hoja de salvia entre ellas. Repartir la sopa entre los vasos y servir cada uno con una de las brochetas encima.
Fuente : Adaptado de Directo al Paladar