Eso mismo debió de pensar Selma Lagerlöf cuando escribió "El maravilloso viaje de Nils Holgersson", relatando un educativo viaje a través de los lugares más importantes y representativos de Suecia.
Está muy cerca el día de la mujer así que, además, me parece un magnífico homenaje el que Patricia y Marisa hayan elegido este relato para el Una galleta un cuento de este mes, dado que, la escritora, fue la primera mujer en conseguir el Nobel de Literatura en 1909.
No podía preparar algo que no estuviera ligado a esa tierra, ya que allí es donde se desarrollan todas las andanzas del pequeño Nils. Como, además, el martes de carnaval se celebrará la semana que viene, me he decido a preparar unos dulces que, tradicionalmente, se consumen ese día : los semlor.
Me moría de las ganas de probarlos desde que los descubrí hace años, pero no me decidía a prepararlos. Con la elección de este cuento en estas fechas no tenía excusa, era la ocasión idónea para ponerme a ello.
Unos bollos contundentes y aromáticos que, una vez remojados, son ideales para una perfecta cena de invierno.
He elegido la receta que viene en el primer libro de Ibán Yarza, un apasionado de los panes y dulces escandinavos. En ella nos relata que a él, en la misma Suecia, le enseñaron a comer los semlor en tazón, remojados en leche caliente.
Ingredientes :
- 450 g de harina de fuerza
- 190 g de leche
- 70 g de azúcar
- 55 g de huevo
- 50 g de mantequilla
- 12 g de levadura fresca
- 5 g de sal
- 1 cucharadita de cardamomo molido
- 125 g de almendra molida
- 100 g de azúcar
- 55 g de leche
- 200 g de nata montada azucarada
- 1 yema de huevo
- 1 chorrito de leche
- Azúcar glass
Dividir en 10 porciones, de unos 80g cada una, y formar bolas con cada una, dándole tensión a la superficie. Colocarlas en una bandeja de horno, cubierta con papel, separadas entre sí para que puedan crecer. Tapar y dejar fermentar hasta que casi hayan duplicado su volumen.
Precalentar el horno a 220ºC, con calor de arriba-abajo.
Batir la yema con el chorrito de leche y pincelar con la mezcla cada bola. Hornear 10 minutos. Cuando pase el tiempo de cocción, y los bollos estén bien dorados, dejar enfriar sobre una rejilla.
Preparar el relleno disolviendo el azúcar en la leche y mezclándolo con la almendra molida. Reservar.
Una vez que estén bien fríos, cortar una tapa con forma triangular, retirar un poco de la miga y rellenar con la masa de almendra. Cubrir con una buena capa de nata montada y colocar encima la tapa de cada bollo. Espolvorear con abundante azúcar glass.
Poner el semla (semlor es el plural) en el centro de un bol y añadir, por el lateral del bollo, la leche caliente. Dejar remojar un par de minutos antes de meter la cuchara. Como bien dice Ibán, la sensación es como si te estuvieras comiendo una torrija tibia de cardamomo con un delicioso corazón de mazapán y todo ello coronado con un buen montón de nata montada fresca.
Si ya en seco están deliciosos, remojados es ya para tocar el cielo con la punta de los dedos. Vamos, como si te subieras tú también encima de uno de los gansos del cuento y volaras rozando las nubes.
Entre cucharada y cucharada, disfrutando como si estuviera en el paraíso de los golosos, me voy a ver que otras delicatessen han preparado mis compis de reto ¿me acompañas a ver el recopilatorio?