Ya tenía claro que iba a preparar de postre, jejjeje.
Hay veces que las cosas se tuercen y la historia de esta tarta es una muestra de ello pero, como a cabezota no me gana nadie, iba a hacerla sí o sí, ¡¡faltaría más!!
Os cuento la desventurada historia del pastel donde las calamidades se han ido sucediendo una tras otra.
Aquí, en Valencia, en esta época es normal encontrar calabaza ya horneada en los supermercados así que, para ahorrar tiempo, me fui a comprar un trozo... ilusa de mí! No encontré ni un trocito, por lo que me tocó hornearla a mí en casa y mi ahorro de tiempo se fue al garete. Además, tampoco encontré galletas Digestive, no me lo podía creer, con lo que acabé usando galletas hojaldradas teniendo que añadir más mantequilla para que tomara la consistencia adecuada. Cuando estaba apretando la mezcla en la base del molde, este se me fue al suelo, casi me pongo a llorar de la rabia. Todo el trabajo perdido, pero no iba a poder una tarta conmigo, y volví a repetir todo el proceso... todo menos el tirarlo al suelo, claro está, jejjeje.
Como mi molde es de 18cm me tocó reajustar las cantidades pero, por lo demás, ya no tuve demasiados problemas, menos mal porque ya estaba de los nervios ¿estaría esta tarta maldita? O¿sería el influjo de Halloween?
Ingredientes :
Para la base
- 150 g de galletas hojaldradas
- 10 g de azúcar
- 55 g de mantequilla
- 1 pizca de sal
- 225 g de puré de calabaza
- 525 g de queso crema (usé Philadelphia)
- 185 g de azúcar
- 35 g de créme fraiche
- 3 huevos L
- 1 pizca de sal
- 1/4 de cucharadita de esencia de vainilla
- 1/2 cucharadita de canela molida
- Salsa de caramelo salado*
Precalentar el horno a 180ºC.
Triturar las galletas con el azúcar, la mantequilla y la sal en un robot de cocina, usé la thermomix y en dos golpes de turbo estaban perfectas.
Forrar la base y los laterales del molde elegido con papel y echar la mezcla. Cubrir toda la base alisando al máximo la superficie. Hornear durante 10 minutos. Retirar y dejar enfriar.
Poner una bandeja con agua caliente para hacer un baño maría con el molde.
Batir el queso con el azúcar hasta que esté cremoso. Agregar la créme fraiche y los huevos, uno a uno, e integrar. Yo los huevos los iba batiendo antes de añadirlos ya que así es más fácil integrarlos. Echar el puré de calabaza y las especias y mezclar lo justo para que la mezcla esté homogénea ya que no debemos meter aire. De hecho, yo integré todo con una espátula aunque podéis hacerlo con la pala de la amasadora a velocidad baja. Verter la mezcla en el molde, será bastante líquida.
Cubrir la base y los laterales del molde con papel aluminio para que no pueda entrar nada de agua del baño maría.
Hornear durante 1 hora y 45 minutos. Para comprobar que esté hecha solo tendremos que mover suavemente el molde, el centro se moverá pero los bordes no.
Apagar el horno y abrir la puerta un par de minutos, para que baje el calor del interior. Volver a cerrar y dejar dormir el pastel toda la noche dentro. Esto hará que, al bajar muy lentamente la temperatura, no se raje la superficie.
Os aconsejo que pongáis un paño absorbente en la solera (el suelo) del horno para recoger el agua de la condensación. A mí se me olvidó hacerlo y, cuando me levanté a las 6:30 de la mañana, me tocó recoger el agua que había escurrido por la rendija inferior pasando por las puertas del mueble y acabando en el suelo... y, os aseguro, que no me hizo ninguna gracia.
Al día siguiente sacar del horno, retirar el aluminio que cubría el molde y refrigerar varias horas antes de desmoldarlo.
Desmoldar sobre un plato y verter la salsa, que debe estar tibia, por encima.
Después de esto yo lo tuve otra media horita en la nevera antes de servirla.
Como podéis observar en las fotos del corte se distinguen perfectamente los trocitos de calabaza, esto es debido a que la calabaza no la trituré sino que simplemente la machaqué con un tenedor. Me da a mí la sensación que si la trituro se vuelve correosa, pero quizás sean manías mías, jejjeje.
El resultado es una pasada, hacía tiempo que no comía una cheesecake taaaan deliciosa. Pero no dejéis que os lo cuenten, tenéis que hacerla porque seguro seguro que vais a disfrutar de lo lindo. Y, sino, ya me contaréis.