Esta mañana, al mirar el calendario, me he dado cuenta de que hoy es 25 de Abril y, para este día, tenía yo pensado dejaros una receta de esas que me gustan a mí tanto, una receta de las que tienen asociada una historia. Así que, si queréis acompañarme, ir preparando la maleta que nos vamos hasta Australia y Nueva Zelanda para conocer las deliciosas y crujientes Anzac biscuits.
Lo primero de todo es saber que ANZAC era el ejército australiano y Neozelandés (Australian and New Zealand Army Corps) que se creó para participar en la Primera Guerra Mundial. El 25 de Abril de 1915, fuerzas conjuntas del Reino Unido e Irlanda y del ANZAC desembarcaron en Gallipoli quienes, por un error de navegación, se vieron rodeados por las tropas otomanas. Después de 8 meses de lucha, y más de 43.000 muertos, decidieron retirarse.
Por eso que es, en este día, en él que se homenajea a los soldados que lucharon en Gallipoli y que, actualmente, se ha hecho extensivo a todos los caídos de ese cuerpo a lo largo de conflictos posteriores.
Y vosotros os preguntaréis ¿qué tiene esto que ver con unas galletas? Pues porque estas galletas, dicen, eran las que las mujeres de los soldados, destinados en el extranjero, mandaban a sus maridos debido a que se conservaban en perfecto estado durante un largo periodo de tiempo ya que no contenían huevo. Es tradicional consumirlas durante este día de homenaje.
Las Anzac biscuits ahora se venden en tiendas y supermercados pero, para poder comercializarlas como tal, deben estar aprobadas por parte de un departamento del gobierno australiano, ya que el término Anzac está protegido por su legislación, que vela por los intereses de los veteranos que participaron en la Primera Guerra Mundial y sus familias. Los beneficios generados tras su venta son destinados a diversas asociaciones, creadas a finales de la Gran Guerra, para apoyar y ayudar a los soldados de las Fuerzas Armadas australiana y neozelandesa. (Fuente : Wikipedia)
Ingredientes :
- 45 g de copos de avena
- 45 g de coco rallado
- 50 g de azúcar
- 50 g de harina
- 50 g de mantequilla
- 1/2 cucharada de miel de caña
- 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico
- 1 cucharada de agua hirviendo
- 1/2 cucharada de leche (si fuese necesaria)
Calentar el horno a 180ºC, con calor de arriba-abajo.
Echar en un bol los copos de avena, la harina, el coco y el azúcar. Poner en un cazo, a fuego medio, la mantequilla y, cuando esté derretida, añadir la miel removiendo hasta que esté totalmente integrada. Echar el bicarbonato en el agua hirviendo, remover y agregárselo a la mezcla de mantequilla. Verter sobre los ingredientes del bol y trabajar hasta obtener una masa compacta pero que no se desmigue demasiado. Si esto ocurriera ir añadiendo, poco a poco, la leche.
Formar bolas, del tamaño de una nuez, e ir colocándolas sobre una bandeja cubierta con papel, dejando sitio entre cada una de ellas. Aplastar ligeramente y hornear, a mitad de altura, unos 10-12 minutos, hasta que estén doraditas. Sacar y dejar reposar unos 5 minutos en la misma bandeja antes de pasarlas a una rejilla para que se terminen de enfriar.
Fuente : Receta adaptada de Corazón de caramelo