Ya sabéis lo que me gustan a mí las recetas que tienen una historia detrás. Por lo que estas galletas que, además, van de la mano de la canción medieval que os he dejado arriba, y podéis escuchar en la voz de Sting en este enlace, estaba más que claro que tenían que estar en el blog sí o sí.
Como soy un poco friki, creo que un poco bastante, no he podido por más de poner en algunas de las fotos el Funko del interprete de la canción, jejjeje. ¿A qué mola?
Pero vamos con lo interesante de verdad, la historia de estas galletas. Antes de que Halloween fuera lo que ahora nos llega de la mano de los estadounidenses, ya en las tierras celtas de Irlanda e Inglaterra la gente se disfrazaba en esta noche de Samhain, que significaba el fin del verano, ya tenían la creencia de que en esta noche la línea que une este mundo con el del más allá era muy estrecha, con el fin de no ser reconocidos como humanos por los espíritus dañinos que pudieran cruzarla.
Pero todas esas tradiciones, con la llegada de la Iglesia en la Edad Media, se fueron cristianizando, como iba pasando con todas las fiestas paganas que ésta encontraba en su paso evangelizador, porque era más fácil transformarlas e incluirlas en sus cultos que prohibirlas y siguieran celebrándose en la clandestinidad. Y, a partir de entonces, los niños comenzaron a ir de puerta en puerta, cantando la cancioncita y rezando por los muertos y, a cambio, recibían estas galletas pensando que, con cada una de ellas que se comiera, un alma del purgatorio era liberada.
Ingredientes :
- 340 g de harina de espelta integral
- 170 g de azúcar
- 170 g de mantequilla fría, cortada en trocitos
- 1/2 cucharadita de canela
- 1/2 cucharadita de pimienta de Jamaica
- 1/2 cucharadita de nuez moscada
- 1 huevo batido (56 g. aprox)
- 2 cucharaditas de vinagre de sidra
- 1 cucharadita de leche
Tamizar la harina junto a las especias, poner en un bol y añadir el azúcar. Agregar la mantequilla y trabajar, con las puntas de los dedos, hasta que adquiera una textura arenosa. Echar el huevo batido y el vinagre, mezclar y trabajar hasta obtener una masa manejable. Envolver en plástico y refrigerar, por lo menos, una hora.
Pasado ese tiempo estirar, con la ayuda de un rodillo, hasta que tenga un grosor de unos 6mm. Cortar círculos, con un cortapastas de 6 ó 7 cm de diámetro, e ir depositándolas sobre una bandeja cubierta con papel. Con la ayuda de un cuchillo marcar una cruz en el centro de la superficie de cada galleta.
Encender el horno a 200ºC y, mientras se calienta, volver a meter las galletas en la nevera. Cuando haya alcanzado la temperatura introducir en el horno las galletas, a media altura, y cocer unos 12 minutos, hasta que estén doradas.
Sacar y dejar reposar unos minutos, en la misma bandeja, antes de pasarlas a una rejilla para que se terminen de enfriar.
Se conservarán perfectas, durante unos cuantos días, metidas en una caja de lata.
Y viendo la cruz que llevan marcada me pregunto si no lo harían para que por ahí pudieran salir los malos espíritus al cocerse igual que se hacía en los panes como reminiscencia de la cultura pagana o era la marca cristiana de la cruz ya que se rezba los las almas de los muertos.
Fuente : El invitado de invierno