Hoy os traigo una verdadera delicia, claro que si estáis pensando ya en la operación bikini os aseguro que esta no es vuestra receta, jejjeje, ya que estas tortitas rellenas son una verdadera bomba pudiendo llegar a contener, cada una, hasta 230 calorias.
Se cree que los
hotteoks fueron introducidos en
Korea por los mercaderes chinos que emigraron a este país a finales del siglo XIX, adaptándose para pasar de tener solo rellenos de carne a tener rellenos mucho más dulces de acuerdo con los gustos de los muy golosos coreanos.
Hace tiempo que tenía ganas de probar esta delicia y, aunque es una especialidad de comida callejera que suele tomarse en invierno ya que se toman en caliente, no me he podido resistir a preparlos al enterarme que el destino elegido por
Marga, de
Acibechería, para las
Cocinas del mundo de este mes era nada más y nada menos que
Korea.
De momento no entra en mis planes viajar hasta dicho país, ni visitar Busan que es donde dicen que hacen los
hotteoks más deliciosos, así que me contentaré con prepararlos en casa, jejjeje.
Ingredientes :
- 175 g de harina de trigo
- 30 g de harina de arroz
- 4 g de levadura seca de panadero
- 11 g de azúcar
- 45 g de agua tibia
- 110 g de leche
- 3 g de sal
Para el relleno
- 80 g de azúcar moreno
- 35 g de almendra molida*
- 1 g de canela molida
- 25 g de miel
*En realidad el relleno se hace con cacahuetes triturados o molidos y, os lo aseguro, yo los tenía comprados y muy bien escondidos para elaborar esta receta... o eso creía yo, inocente de mí, ya que cuando fui a buscarlos dispuesta a preparar el relleno descubrí que mis hijos me los habían levantado. Ya puedo buscar nuevos escondrijos si quiero que me duren las cosas, jajjjaja, o me temo que esto me pasará más de una vez.
Mezclar el agua templada con la mitad de la levadura y la mitad del azúcar. Remover y dejar reposar un rato, unos 10 minutos.
Poner en un bol las harinas, el resto de levadura y de azúcar y la sal y remover. Hacer un agujero en medio y verter la mezcla de agua preparada anteriormente y la leche. Mezclar hasta que esté uniforme y volcar sobre una mesa ligeramente engrasada. Amasar hasta conseguir que se vuelva elástica y brillante y pase la prueba de la membrana. La masa puede quedar algo pegajosa así que para manipularla lo mejor en engrasarse ligeramente las manos.
Colocarla masa en bol engrasado, tapar y dejar levar hasta que doble su volumen. Yo la preparé a media tarde dejándola levar en la nevera toda la noche.
Una vez que haya levado, yo la dejé un rato fuera de la nevera antes de empezar a trabajar con ella para que cogiera temperatura, dividir en porciones y bolear, a mi me salieron 9 bolas de unos 38 g. Tapar y dejar reposar de 15 a 20 minutos. En mi caso las bolas volvieron de nuevo a la nevera, colocadas en una bandeja cubierta con un silpat y dentro de una bolda de plástico, y no volví a ponerme con ellas hasta despues de comer.
Mientras reposan prepararemos el relleno mezclando todos los ingredientes con ayuda de una cuchara hasta que la mezcla esté uniforme.
Colocar una sartén a fuego bajo y echar un chorrito de aceite.
Poner una bola en una mano y aplastar con la otra mano para formar una tortita. Poner una cucharada del relleno en el medio y cerrar bien para que el relleno no se pueda salir. Aplastar de nuevo un poco y colocar en la sartén caliente presionando con una espátula para aplanar un poco. Darle la vuelta cuando esté ligeramente dorada y aplastar de nuevo con la espátula para que quede bien fina, dejar hasta que esté doradita. Sacar y dejar sobre un papel absorbente para retirar el exceso de grasa. Tapar con papel de aluminio para que no se enfríen.
Repetir la operación con el resto de las bolas hasta acabar con la masa. Servir calientes.
La verdad que aunque, al ver la mezcla del relleno, pueda parecer que van a estar extremadamente dulces, no voy a decir que no lo sean, pero no lo están tanto. Ahora eso si, te comes uno y ya no te entran ganas de comer más, jejjjeje.
Eso si, no se os ocurra comerlos en frío porque no sabrán ni parecidos.