Cual fue mi sorpresa cuando descubrí que éste era un cuento de los Hermanos Grimm, la de veces que he visto la película de Barbie acompañada de mi hija, casi me la se de memoria. Tenía claro lo que iba a preparar, la tarta que quería mi princesa bailarina para su cumple y que, al final, acabó siendo la tarta del mío. La tarta que toda princesa querría disfrutar.
Y ya veis que el atrezzo ha sido muy fácil de conseguir en esta ocasión, los viejos tutús y zapatillas que usaba mi peque hace algunos años. Además mi hija me trajo un paquete de biscuits roses de Reims de un viaje a Narbonne que hizo con el cole que enseguida pensé en utilizar para preparar esta charlota. Muy rosa todo como toda princesa se merece, y más si son bailarinas.
Con estos biscuits tenía vistas dos charlotas algo distintas, la de Sweet&Sour y la de Coco e Baunilha, y, como no sabía por cual decidirme, he optado por crear la mía mezclando lo que gustaba de cada una de ellas.
Ingredientes :
- 30 g de biscuits roses de Reims
- 150 g de fresas lavadas y sin rabito
- 50 g de ruibarbo lavado
- 65 g de ruibarbo lavado y cortado en trocitos
- 235 g de fresas lavadas troceadas
- 1/2 cucharada de zumo de limón
- 125 g de azúcar
- 13 g de gelatina en hojas
- 1 cucharadita de agua de rosas
- 210 g de puré de fresas
- 9 g de gelatina en hojas
- 20 g de azúcar
- 250 g de nata de montar
- 6 g de crema de cassis
- 300 g de agua
- 250 g de azúcar
- 1 cucharadita de agua de rosas
- 135 g de nata de montar
- 30 g de azúcar glass
- 1/2 cucharadita de pasta de vainilla
- Unas fresas frescas
- 1 biscuit rosa de Reims triturado
- Varias rosas liofilizadas
Lo primero será hacer la gelatina. Triturar los 150 g de fresas con los 50 g de ruibarbo primeros junto a la cucharada de limón. Calentar a fuego medio-bajo y añadir el resto de las fresas y el ruibarbo troceados y el azúcar y, sin dejar de remover, dejar cocer durante un par de minutos. Apartar del fuego y dejar entibiar. Mientras hidratar las hojas de gelatina en agua fría durante 5 minutos.
Escurrir la gelatina y añadir a la mezcla caliente, remover con unas varillas procurando que no queden grumos. Agregar el agua de rosas, mezclar y reservar.
Forrar un molde desmoldable de 15 cm de diámetro con plástico de cocina, verter en él la preparación y llevar al congelador durante dos horas.
Hacer el almíbar poniendo en un cazo el agua y el azúcar a fuego medio. Remover hasta que se disuelva y,sin volver a mover, dejar cocer 15 minutos desde que empiece a burbujear. Añadir el agua de rosas y reservar.
Lo siguiente es preparar la mousse.
Hidratar la gelatina en agua fría durante 5 minutos. Poner la mitad del puré de fresas a fuego medio y, cuando esté caliente, escurrir la gelatina y echarla dentro. Remover con unas varillas hasta que esté disuelta y añadir el azúcar, la crema de cassis y el resto del puré e integrar. Reservar.
Montar la nata con picos suaves, añadir la mezcla de puré reservada y mezclar con movimientos envolventes, con ayuda de una espátula.
Sacar la gelatina del congelador
Forrar un molde de 20 cm de diámetro con plástico de cocina, poner el aro lateral del molde de 15 cm en el centro e ir forrando la base interior con parte de los biscuits remojador en el almíbar que deberá estar tibio. Retirar el aro de 15 con cuidado y poner una capa de mousse extendiendo bien por toda la base, asegurándonos que entre bien por todo el borde. Poner la gelatina de fresas y ruibarbo en el centro y apretar ligeramente con los dedos. Terminar de cubrir con el resto de la mousse y alisar bien la superficie con ayuda de una espátula.
Cubrir con más plástico y y meter en la nevera por lo menos durante 6 horas.
Montar la nata con picos blandos, añadir el azúcar y la pasta de vainilla y terminar de montar. Rellenar con el chantilly una manga con boquilla Saint Honoré y meter a la nevera para que coja cuerpo.
Cuando ya esté bien cuajado retirar el aro, quitar el plástico y poner en la bandeja de emplatar.
Mojar los biscuits en el almíbar tibio e ir colocando por todo el lateral de la charlota, con el lado azucarado hacia el exterior. Asegurar con un lazo para que se queden bien pegados.
Decorar con el chantilly, las fresas frescas cortadas en abanico y las rosas liofilizadas. Espolvorear con el polvo de biscuits y dejar un rato en la nevera antes de servir.
El contraste de las texturas es espectacular, un bocado absolutamente exquisito para las mesas más delicadas y reales de esas traviesas princesas.
Y el corte es espectacular, ¿a que dan ganas de meter la cuchara?
Si queréis ver con que nos sorprenden mis compis de reto aquí os dejo el recopilatorio.