No sé si os pasa también a vosotros los cocinillas pero lo que más consigue relajarme es ponerme a cocinar. De nada sirve deshacerse en un mar de lágrimas, que no voy a decir que no sea necesario para rebajar la tensión de determinados trances ni que yo no lo haya hecho también, pero la vida continúa, tenemos que mirar al frente y seguir adelante mientras cicatriza una nueva herida en el corazón y en el alma.
Así que vamos a lo que aquí nos ocupa, que es cocinar. Otra vez inmersa en un nuevo reto, en este caso en un reto dulce, muy dulce, mi aportación al #cupcakesrevival, organizado por Carlamel de canyella y Cookcakes de Ainhoa, una receta adaptada de estos Banoffee cupcakes de Pretty. Simple. Sweet
Aunque encender el horno en estos momentos pueda parecer un acto heroico, de verdad que merece la pena.
Ingredientes :
- 175 g de harina tamizada
- 1 y 1/2 cucharadita de levadura química
- 1/4 de cucharadita de sal
- 100 g de aceite de girasol
- 180 g de azúcar
- 2 huevos L
- 1 plátano grande machacado (120 g)
- 1 cucharadita de pasta de vainilla
- 65 g de leche
- Dulce de leche
- 210 g de mantequilla, a temperatura ambiente
- 210 g de queso crema (usé Philadelphia)
- 105 g de icing sugar (si no tienes usa azúcar glass)
- 2 cucharadas de salsa de caramelo salado + para salsear por encima
Precalentar el horno a 175ºC con calor de arriba-abajo.
Preparar una bandeja de cupcakes poniendo capacitos de magdalena en su interior.
En un bol montar los huevos con el azúcar hasta que blanqueen. Añadir el aceite, la vainilla y el plátano machacado y batir hasta que esté uniforme.
Agregar la harina, la levadura y la sal y remover hasta integrar. Verter la leche y remover.
Rellenar los capacitos hasta 2/3 de su capacidad y meter al horno, a media altura. Cocinar durante de 18 a 20 minutos, hasta que estén doraditos y al pinchar con una aguja esta salga limpia.
Sacar y dejar reposar durante unos 5 minutos antes de retirar del molde. Terminar de enfriar sobre una rejilla.
Montar la mantequilla con el icing sugar hasta que empiece a estar espumosa. Añadir el queso y las 2 cucharadas de salsa de caramelo salado y seguir batiendo hasta que la crema tenga una textura suave y uniforme. Meter en una manga pastelera con boquilla estrellada y reservar en la nevera para que coja algo de cuerpo.
Una vez que las magdalenas estén bien frías, retirar el centro de estas con ayuda de una puntilla. Rellenar con dulce de leche y volver a tapar con los centros retirados.
Cubrir con la crema del frosting y, por último, regar con un chorrito de la salsa de caramelo salado.
En la receta original en la que me he basado la crema del frosting lleva también un plátano machacado pero como a mí su sabor no me vuelve loca he optado por no ponérselo.
El bizcocho queda muy esponjoso, no demasiado dulce y con un suave sabor a plátano que se complementa perfectamente con el dulzor que le aporta el dulce de leche de su interior.
Y ya el punto que te lleva a las nubes es ese hilo de salsa de caramelo salado que va resbalando por su contorno, ñam ñam.