Después de las fiestas navideñas me ha costado volver a ponerme a hornear algo dulce y no es que me haya pasado mucho con ellos aunque, la verdad, reconozco que he comido más dulce que otros años. En esta primera entrada dulce voy a empezar por traeros unas galletitas, que parece que, como son pequeñas, no nos van a llenar tanto. Además, qué demonios! que como con toda desintoxicación hay que ir poco a poco, jejjejje. También es cierto que, de las dos docenas que han salido, tan sólo me habré comido un par de ellas... es lo que tiene llevárselas al trabajo.
Creo que en alguna ocasión os he contado que algunos de mis compañeros me puntúan todo lo que llevo... pero con una puntuación inversa, ya que dicen que si ésta es baja volveré a repetirlo hasta que me salga perfecto, jejjeejje. En esta ocasión la puntuación ha sido de 0,5 así que ya podréis imaginaros que no hayan durado ni un suspiro.
Ingredientes :
- 100 g de mantequilla en pomada
- 125 g de azúcar
- 1 huevo L
- 60 g de cerezas deshidratadas
- 70 g de trocitos de chocolate
- 210 - 220 de harina
- 1/2 cucharadita de levadura
- 1 pizca de sal
- 2 cucharaditas de kirsch o licor de cereza
Tamizar la harina junto a la levadura y la sal y reservar.
Poner la mantequilla y el azúcar en un bol y batir hasta que la masa esté cremosa. Añadir el huevo y el licor y seguir batiendo hasta integrar. Agregar la mezcla de harina y trabajar, con ayuda de una espátula, hasta que la masa esté uniforme. Echar las cerezas, cortadas en trozos si son muy grandes, y el chocolate y trabajar hasta que queden repartidos uniformemente. La masa resultante debera estar blandita pero sin pegarse en exceso a los dedos.
Volcar sobre un plástico de cocina y envolver formando un rulo del mismo grosor en toda su longitud. Meter en la nevera por lo menos un par de horas. Yo preparé la masa a última hora de la tarde y la tuve toda la noche en la parte menos fría de la nevera.
Calentar el horno a 200ºC, con calor de arriba-abajo. Forrar un par de bandejas con papel de horno y reservar.
Desenvolver la masa y cortarla en 24 rebanadas iguales. Bolear entre las palmas de las manos cada rebanada e ir colocándolas, con bastante separación entre ellas, en las bandejas preparadas.
Bajar la temperatura del horno a 180ºC y hornear cada bandeja, a media altura, durante unos 12 minutos o hasta que estén ligeramente doradas. Sacar del horno y dejar reposar en las bandejas unos minutos antes de trasladarlas a una rejilla donde se terminarán de enfriar.
Para conservarlas en perfecto estado durante unos cuantos días deberéis meterlas en una caja hermética de lata. Aunque con lo riquísimas que están no creo que os duren demasiado.