Alguna vez os he comentado que gran parte de los dulces que preparo están destinados para la hora en la que tomo el café con mis compañeros. Puede que los tenga mal acostumbrados pero para mí es esencial que caten y valoren mis preparaciones y, en base a sus comentarios, después decido si la receta merece estar publicada en el blog o no. Aunque la primera cata soy yo la que la realizo, ellos finalmente son mi control de calidad, jejjeje.
La verdad que hacía tiempo que veía estas galletas por las redes en cuanto llegaban estas fechas pero no me había decidido nunca a hacerlas. Lo que sí que tenía claro es que quería hacerlas lo más fieles posible a las originales, hechas con crémor tártaro y bicarbonato, porque me daba a mí que tenían que tener un saborcito distinto y muy especial, con ese puntito ligeramente chispeante que les otorga el crémor, y no me había equivocado lo más mínimo. Estas snickerdoodles están impresionantemente deliciosas.
Ingredientes :
- 375 g de harina
- 2 cucharaditas de crémor tártaro
- 1 cucharadita de bicarbonato sódico
- 1 y 1/2 cucharaditas de canela
- 1/2 cucharadita de sal
- 230 g de mantequilla, a temperatura ambiente
- 250 g de azúcar (267g en la receta original)
- 1 huevo + 1 yema de huevo L
- 2 cucharaditas de vainilla en pasta
Para rebozar :
- 35 g de azúcar
- 1/2 cucharadita de canela
Calentar el horno a 190ºC, con calor de arriba-abajo. Forrar 2 bandejas de horno con papel y reservar.
Poner los ingredientes del rebozado en un bol y remover hasta que la mezcla esté uniforme. Reservar.
Tamizar, en un bol, la harina, el crémor, el bicarbonato, la canela y la sal y mezclar. Batir en otro bol la mantequilla junto al azúcar hasta que esté cremoso, alrededor de 2 minutos. Agregar el huevo, la yema y la vainilla y seguir batiendo, a velocidad alta, hasta integrar. Bajar de nuevo la velocidad al mínimo e incorporar la mezcla de harina de tres veces.
Hacer bolas de masa, de una cucharada colmada aproximadamente, Hacerlas rodar por el rebozado para que se impregnen bien de mezcla e ir depositándola sobre las bandejas preparadas, dejando algo de separación entre ellas. Meter a mitad de horno y dejar cocer unos 10 minutos. Sacar del horno y presionarlas ligeramente con el dorso de una cuchara para aplanarlas un poco. Dejar reposar en la misma bandeja unos 10 minutos antes de pasarlas a una rejilla para que se enfríen por completo.
Sally dice que guardadas en un recipiente hermético, a temperatura ambiente, duran hasta 7 días en perfecto estado pero yo no puedo corroborarlo. Después de que yo las catara me dio a mí la impresión de que iban a triunfar, aunque llevando canela no podía ser imparcial ya que es una de mis especias favoritas junto con el cardamomo, pero lo que no me imaginaba era que, después de probarlas, se lanzaran sobre ellas como posesos terminándoselas de una tacada, cuando normalmente llegan para dos días. Ésa era la mejor señal para saber que estaban deliciosas ¿o no? Eso sí, ninguno supo decir bien su impronunciable nombre, jajjaja.
Fuente : Sally's baking addiction