Como se suele decir: a grandes males, grandes remedios y creo que realmente uno de los mejores para combatir las altas temperaturas es atiborrarse de gazpachos y/o sopas frías recién salidos de la nevera. Por mi parte, es llegar los rigores veraniegos y comenzar a meter una jarra en un huequecito que reservo en la ella para este fin.
Gazpachos y salmorejos, en estas fechas, me los tomaría yo por litros pero, ¿qué pasa cuando tienes a alguien en la casa al que no le gusta el tomate crudo? Pues no queda otra que buscar algún tipo de preparado que, de igual forma, logré apaciguar los calores y que sea tanto, o más si cabe, sabroso y nutritivo. Es por eso que, aquí, os traigo esta sopa, riquísima y diferente.
Lo bueno que tiene investigar en la cocina de otros países es que puedes llegar a descubrir como preparar los productos de maneras distintas, que ni se te habrían pasado por la cabeza. Este es el caso de los rábanos y la cocina francesa, los franceses los cocinan para servirlos como la estrella de un plato, y no solo de guarnición o en ensaladas como yo los utilizaba.
Pero vamos al lío que sino no llegará a enfriarse lo suficiente para poder tomarla hoy.
Ingredientes :
- 2 manojos hermosos de rabanitos (unos 500 g sin las hojas)
- 200 g de patatas
- 1 cebolleta
- 200 ml de agua bien fría
- 1 cucharada de crème fraîche
- 1 cucharada de mantequilla
- Sal
- Pimienta blanca de molinillo recién molida
Cocer las patatas, bien limpias, en abundante agua salada hasta que estén bien tiernas. Escurrir, dejar que se templen un poco y pelar. Lavar bien los rábanos, escurrir y secar, reservando uno o dos para decorar.
Pelar la cebolleta, reservando algo de la parte verde para decorar. Cortar la parte blanca en trozos no muy pequeños.
Poner a fuego medio una sartén. Echar la mantequilla y, cuando esté fundida, los rábanos y la cebolleta picada. Salar y rehogar todo, durante unos 3 minutos, removiendo constantemente para que no se doren en exceso.
Volcar en un bol. Añadir las patatas cocidas, cortadas en trozos, el agua fría y la cucharada de crème fraîche. Triturar y rectificar de sal si fuera necesario. Agregar agua fría hasta conseguir la textura final que más os guste. Dejar enfriar, tapada, en la nevera.
Mientras ésta reposa, cortar los rabanitos reservados en juliana o en rodajas bien finas, echándolos en un bol con agua helada para que se conserven bien crujientes. Picar el verde reservado de la cebolleta en rodajitas finas.
Repartir la sopa en los platos y adornar con alguna rodajita de los rábanos, el verde de la cebolleta picado y un poco de pimienta blanca espolvoreada por encima.
Como podéis apreciar estaba bien cremosa ya que no añadí más que la cantidad de agua que pongo en los ingredientes. Casi más que una sopa tenía la textura de una mousse, ñam ñam.
Fuente : Regal