Ya sé que estoy bastante desaparecida pero es que estoy llevando muy cuesta arriba estos meses; a ver si me inunda el espíritu navideño y me hace cargar las pilas nuevamente, jejjeje.
Y, como falta menos de un mes para que lleguen las fiestas, ya es
hora de que este año comience a dejaros algún que otro plato para que
podáis luciros en casa... aunque solamente podamos hacerlo en "petit
comité".
Creo que puedo decir, sin llegar a equivocarme demasiado, que el marisco es un habitual, en estas fechas, en las mesas de prácticamente todos los hogares así que me parece que este es una deliciosa y más que acertada propuesta como servir como entrante.
Ingredientes :
- 4 vieiras
- 2 cucharadas de queso parmesano rallado
- 2 cucharadas de pan rallado
- 1 chalota
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 1 cucharada de mantequilla
- 2 cucharadas de harina
- 200 ml de leche
- 200 ml de cava
- Sal
- Pimienta negra de molinillo
- Perejil fresco picado
Separar los corales de las vieiras y cortarlos en trocitos. Reservar. Mezcalr el queso rallado y el pan rallado y reservar. Pelar y picar fina la chalota
Poner en una cazuela, a fuego muy suave, el aceite y la mantequilla. Cuando esté derretida esta última añadir la chalota picada y dejar pochar hasta que esté transparente. Espolvorear con la harina por encima y remover. Subir un poco el fuego y dejar cocinar hasta que empiece a tostarse. Poner a fuego mínimo y verter la leche, removiendo sin parar para evitar que se formen grumos. Cuando esté uniforme empezar a agregar, poco a poco, el cava sin parar de remover. Cuando comience a espesar añadir los corales reservados y espolvorear con un poco de perejil picado. Salpimentar al gusto.
Calentar el horno a 250ºC, con calor de arriba-abajo.
Colocar cada vieira en su concha y cubrir con la bechamel. Repartir por encima la mezcla de queso y pan rallado e ir colocándolas sobre una bandeja de horno. Meter a mitad de horno y dejar cocer durante unos 10 minutos. Subir un poco la altura de la bandeja en el horno y dejar gratinar 2 ó 3 minutos más, cuidando de que no se tuesten demasiado.
Servir bien calientes, decoradas si queréis con unas hojas de perejil, y comenzar a disfrutar.
Os aseguro que están un rato ricas. De hecho, en mi casa no pueden faltar porque a mis hijos les encantan, es lo primero que me piden como entrante navideño.
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