Reconozco que últimamente estoy un poco perezosa con el blog, y no precisamente porque haya dejado de cocinar ni mucho menos. Los que me seguís por la redes sabéis lo que me gusta leer y, en estos meses, me he venido tan arriba con las lecturas conjuntas que me ha quedado muy poco tiempo para dedicarle a otras actividades que también me gustan, entre ellas el blog. Decir que me ha quedado poco tiempo es un eufemismo, la verdad es que estos meses estoy yendo de culo para llegar a todo, pero prometo que voy a bajar un poco el nivel lector y no dejar tan de lado el blog.
Una de las recetas que tenía pendiente por subir son estas deliciosas magdalenas que, a buen seguro, lograrán aportarnos un chute extra de energía gracias al chocolate que llevan... que no hay penas que no se curen con una onza de chocolate. Además de que casadas como están con la dulzura que le aporta la naranja sanguina, aprovechando que aún se las puede encontrar en los mercados, hacen de sean un puro manjar.
Ingredientes :
- 2 huevos L
- 120 g de azúcar
- 115 g de mantequilla en pomada
- 60 g de queso crema
- 70 ml de zumo de naranja sanguina
- 1 cucharadita de levadura
- 160 g de harina
- 30 g de cacao sin azúcar
- 1 pizca de sal
Para el glaseado
- 100 g de azúcar glass
- 1-2 cucharadas de zumo de naranja sanguina
Calentar el horno a 190ºC. Tamizar la harina junto al cacao, la sal y la levadura. Cubrir con capacitos de papael un molde de magdalenas.
Batir la mantequilla con el azúcar hasta que la mezcla esté cremosa. Añadir el queso y seguir batiendo a velocidad media-baja. Incorporar los huevos 1 a 1, batiendo bien entre cada adicción. Echar la mitad de la mezcla de harina tamizada e integrar. Verter el zumo y batir hasta que la crema esté uniforme antes de agregar el resto de la harina. Terminar de mezclar con una espátula de cocina y rellenar con la masa los capacitos, hasta las 3/4 partes de su capacidad.
Hornear, a media altura, durante unos 20-22 minutos. Pinchar para comprobar que estén bien hechos antes de retirar el molde del horno. Dejar reposar 5 minutos antes de desmoldar las magdalenas y colocarlas sobre una rejilla hasta que terminen de enfriarse.
Una vez frías prepararemos el glaseado echando poco a poco el zumo en el azúcar glass hasta que obtengamos la textura deseada. Teniendo en cuenta que no deberá estar ni demasiado líquida, para que no se escurra demasiado, ni tan densa que se quede como un pegote encima de la magdalena.Una vez bien frías las magdalenas bañarlas repartiendo el glaseado por encima de ellas. Yo me ayudé de una cucharilla, como podéis observar en la foto. Dejar reposar un rato para darle tiempo al glaseado a que se seque un poco y ya las tendréis listas para degustar.
Ñam, ñam. Ricas no, lo siguiente.
Fuente : Adaptada de Con harina en mis zapatos
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