Hacía mucho, pero mucho tiempo que quería visitar este museo, ya sabéis bien lo panarra que me estoy volviendo y quería intentar trasmitir esa pasión a mis chicos desde la base. Al principio todo fueron protestas por parte de ellos, pero era debido a que hacía muuuucho calor... hasta que entramos.
El museo está ubicado sobre la antigua iglesia mudéjar de San Juan al que se ha añadido una estructura de hormigón para intentar evocar los antiguos silos de cereal. El museo en sí está ubicado en el cubo de hormigón y la iglesia está destinada para acoger el obrador, una sala de exposiciones, el comedor y la tienda del museo.
Lo primero que nos encontramos es una exposición dedicada a la fiesta principal de Mayorga, la fiesta del Vítor. La fiesta consiste en la quema de más de mil pellejos de vino, cada 27 de septiembre, para conmemorar la llegada a su pueblo natal de las reliquias de Santo Toribio de Mogrovejo, una de las principales figuras evangelizadoras de América, donde todos los vecinos, allá por el siglo XVIII, salieron a recibirlas cargados con antorchas.
La visita comienza en la tercera planta, dedicada toda ella a los cereales donde pudimos conocer distintos tipos de grano a través de la vista (con grandes lupas), el tacto (metiendo los dedos entre los granos dentro de una vasijas de barro) y el olfato ( metiendo la nariz en los cajones destinados para ello)
También las múltiples variedades que hay de trigo, en la vida me hubiera podido imaginar que existieran tantísimos tipos, así como descubrir que el nombre cereal se lo pusieron los romanos en honor de la diosa Ceres, señora de los campos y diosa de la fecundidad y la agricultura, al cambiarle el nombre a la antigua diosa Deméter de los griegos.
En esta planta hay una parte destinada a mostrarnos las herramientas más tradicionales con las que se han trabajado los cerales.
También hay una reproducción a tamaño natural de un molino entre esta planta y la siguiente.
La segunda planta está dedicada en su totalidad a la molienda, desde el molino más primitivo a los más modernos, incluida una alusión a El Quijote.
Por supuesto, muy presentes las maquetas de los molinos de viento en diferentes escalas, no podçia ser de otra manera, jejjeje.
Una vez convertido el grano en polvo pasamos a conocer los distintos tipos de harinas.
Y las herramientas del molinero.
En la primera planta descubrimos todo lo referente a la panificación. Ahora nos encontramos con los hornos de cocción del pan y su evolución a través de la historia, desde el Neolítico hasta el siglo XX.
Están representadas también las diferentes variaciones de panes que se cuecen tanto en estas tierras como en diferentes partes de España y del mundo. Estos son los más tradicionales de Valladolid.
Si en las plantas superiores nos mostraban las herramientas tanto de los labradores como de los molineros ahora le llegó el turno de las herramientas relacionadas con la panadería.
Y la reproducción, a tamaño natural, de una tahona tradicional con sus bandejas, útiles y, sobre todo, mucho mucho pan... aunque solo sea de atrezo, jejjeje.
La planta baja es la de la cultura del pan, situado principalmente en el interior de la iglesia de San Juan, con refranes, curiosidades, dieta, valor nutritivo... y también su presencia en relación con la religión.
Además de poseer un obrador en el cual, los fines de semana, se hacen talleres con los niños donde ellos se vuelven los protagonistas amasando su pan que, tras ser cocido, se llevan a sus casas. Lástima que nosotros fuéramos un día entre semana ya que no tuvieron la ocasión de poder realizarlo, en otra ocasión será ya que les entró el gusanillo panarra en el cuerpo, jajjaja.
Lo que si nos prepararon, aunque tampoco era día para ello, ya que eramos un grupo de 8 y tenían las viandas fue una cata con diferentes tipos de pan, queso, embutido, aceite y, por supuestísimo, vino todo ello de la tierra.
De la cata solo se puede decir una palabra... impresionante!!!
Hay que destacar la amabilidad de las trabajadoras que atendían el museo, siempre dispuestas a despejar las posibles dudas que se te hubieran creado... aunque el museo es tan didáctico y tiene tal cantidad de audiovisuales que no había dudas que despejar.
1 comentario:
Hola guapa, yo también estuve en ese museo el año pasado, me pareció muy interesante, y prueba de ello es que le dediqué un post en mi otro blog, te dejo el enlace por si lo quieres ver: Museo del pan
Yo cuando fue no había cata, ¡que suerte!
besos,
Publicar un comentario