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martes, 15 de diciembre de 2020

Ma'amoul, galletas libanesas

     Conocía estas galletas desde hace tiempo, incluso las había preparado en el curso de Las mil y una noches de Cupcakes a gogó el cuál recomiendo encarecidamente, pero lo que no conocía era la simbología que detrás de ellas se esconde. En principio no tenía intención de incluirlas en el Galletario de Adviento pero, al descubrir lo que se esconde detrás de ellas mientras estaba documentándome, no me he podido resistir el hacerlo.


    Detrás de cada galleta hay una historia y, gracias a Sonsoles he conocido la de éstas. Estas galletas tradicionales de Oriente Medio suelen ser servidas en ocasiones festivas o de carácter religioso : los musulmanes en Ramadán, los judíos y egipcios en Purim, Rosh Hashanah y Hanukkah y los cristianos en Pascua y Navidad.  Yo solo os voy a contar la parte cristiana que atañe a Navidad pero os recomiendo ir a su entrada y leer la parte que corresponde a la Pascua porque es igual de bella y enriquecedora. El molde de madera en el que se les da forma simboliza la cuna de Jesús, el dibujo del molde las humildes ropas que lo tapaban, la superficie está espolvoreada con azúcar glass en referencia a la alegría del nacimiento y el interior es dulce y alegre para simbolizar como tiene que estar siempre nuestro corazón. Con semejante historia era imposible dejarlas fuera ¿no os parece?


    Ingredientes :

  • 160 g de harina de trigo
  • 60 g de sémola fina de trigo
  • 120 g de mantequilla ablandada
  • 40 g de azúcar glass
  • 1/2 cucharadita de agua de rosas
  • 1/2 cucharada de leche
  • 1/8 de cucharadita de goma arábica en polvo

    Para el relleno

  • 75 g de dátiles sin hueso
  • 1/2 cucharada de agua de rosas
  • 2 cucharadas de pistachos al natural picados finamente


    Primero prepararemos el relleno aplastando con los dedos los dátiles junto al agua de rosas hasta que se forme una pasta. Añadir los pistachos picados y seguir trabajando con los dedos hasta que estén integrados. Tapar y reservar.

    En un bol mezclar todos los ingredientes de la masa. Amasar con las manos, sin trabajar en exceso, hasta que se forme una masa compacta, suave y que no se pegue a los dedos. Envolver en plástico y refrigerar durante, por lo menos, un par de horas. 

    Ir cogiendo trozos de la pasta del relleno, con las manos impregnadas de aceite de girasol, y formar una bola entre las palmas de las manos con cada trozo, tapar y reservar. Dividir la masa en tantos trozos como bolas de relleno hayan salido y formar una bola con cada uno. Coger una bola, hacer un hueco en el medio y rellenar con una de las bolas de pasta de dátil. Cerrar hasta que esté totalmente cubierto el relleno, con cuidado de que no se escape nada de la pasta. Colocar sobre una bandeja cubierta con papel y repetir el proceso hasta que se acaben masa y relleno. En mi caso salieron 20 unidades.

    Espolvorear el interior del molde con harina, introducir una de las bolas preparadas anteriormente y presionar para que se quede bien marcado el dibujo. Dar unos golpes secos al molde para que la galleta se despegue y salga de él y volver a poner sobre la bandeja forrada. Repetir con el resto de las bolas y meter en la nevera durante media hora más para que no pierdan el dibujo al hornearlas. 

    Precalentar el horno a 175ºC, con calor de arriba-abajo. Meter a mitad de horno y dejar cocer durante 12 minutos. Las galletas tienen que quedar blanquitas, sin que cojan color.

    Sacar del horno y dejar enfriar en la misma bandeja puesta sobre una rejilla, ya que en calientes son muy frágiles. Una vez frías espolvorear las galletas con azúcar glass y servir.


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