En este viaje que estamos dando alrededor del mundo descubriendo distintos tipos de galletas no podiamos dejar de visitar a nuestro vecino Portugal. Nos encaminamos a Cascais para degustar una de sus especialidades, unas galletas que se deshacen en la boca al primer mordisco, con el característico sabor que la manteca que lleva le confiere.
Areia, traducido al castellano, quiere decir arena así que es probable que su nombre sea por esa textura que al morder parece que se convierta en arena... anda que, si de verdad estuviera así de rica la arena no habría playas suficientes con lo golosos que somos, jajjaja. A cucharada limpia acabaríamos ¿no os parece?
Ingredientes :
- 320 g de harina
- 150 g de mantequilla en pomada
- 50 g de manteca de cerdo en pomada
- 100 g de azúcar + 3 cucharadas para rebozar
- 1 cucharadita de canela en polvo para rebozar
Batir la manteca con la mantequilla hasta que estén bien integradas. Añadir la harina, tamizada, y el azúcar y batir, a baja velocidad, hasta que se forme una masa bastante compacta. Formar un cilindro con la masa, cubrir con plástico y refrigerar durante, por lo menos, una hora. En un plato mezclar bien el azúcar y la canela de rebozar y reservar.
Calentar el horno a 170ºC, con calor de arriba-abajo. Sacar y cortar en trozos de unos 20g. Bolear, rodando cada trozo entre las palmas de las manos, sin calentar demasiado la masa, e ir colocando las bolas sobre una bandeja de horno cubierta con papel.
Meter a mitad de horno y dejar cocer durante de 20 a 22 minutos, sin dejar que se doren demasiado, deberán quedar bastante blanquitas. Sacar del horno y dejar templar un poco antes de rebozarlas en la mezcla de azúcar y canela. Colocarlas sobre una rejilla para que terminen de enfriarse.
Una vez frías conservar en una lata hermética.
Fuente : Oficina da Gulodice en Instagram
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