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martes, 25 de septiembre de 2018

Cisnes de galleta o swan cookies {Una galleta, un cuento}

    Este mes en el reto "Una galleta, un cuento" me ha tocado elegir a mí ya que en el de "El príncipe y el mendigo", el anterior antes del verano, mis Sandwiches para el té fueron los ganadores. Yo he elegido una historia muy poco conocida de Hans Chistian Andersen, los cisnes salvajes que, por si no lo conoces, puedes leer aquí. Supongo que este cuento no se ha hecho tan famoso como otros ya que es la princesa la heroína de la historia y, claro, no debía ser demasiado apropiado para aquella época el que las niñas se plantearan siquiera poder pensar y actuar por su cuenta. Y es, justamente por eso, por lo que yo lo he elegido... arriba las princesas guerreras 😂


    Tenía claro que mi aportación iban a ser cisnes, aunque no tenía demasiado claro si de merengue, de choux o de galleta. Me decidí por estas últimas ya que me parecieron más sencillas y divertidas.
    Estas galletas me han recordado a los roscos de huevo que comía de niña, así que creo que he acertado de pleno, porque tengo muy unida esa imagen a la de ir de paseo a dar de comer a los cisnes del Campo Grande de Valladolid, la ciudad donde me crié.


    Estas galletas están hechas con bicarbonato de amonio, también llamado hartshorn, que fue el precursor de la levadura química y como ella es un agente leudante. El amoniaco que lleva se evapora durante la cocción en el horno. Os aconsejo que cuando abráis la puerta del horno os retiréis hacía un lado ya que saldrá una nube de vapor con un intenso olor a amoniaco.


    Ingredientes :
  • 250 g de harina
  • 50g de mantequilla en pomada
  • 65 g de azúcar
  • 1 pizca de sal
  • 1 huevo L
  • 1/4 de cucharadita de bicarbonato de amonio*
  • 1 cucharada de leche
    Para pincelar
  • 1 yema
  • 1 cucharadita de leche
  • 1 pizca de sal
    Para adornar
  • Virutas de chocolate
  • Un poco de azúcar
    * Si no tienes puedes ponerle 1/2 cucharadita de levadura química (tipo Royal)


    Disolver el bicarbonato de amonio en la cucharada de leche y dejar reposar media hora antes de utilizarlo.
    Mezclar todos los ingredientes y amasar hasta conseguir una masa homogénea. Hacer una bola con ella, cubrir con plástico y refrigerar durante un par de horas.
    Estirar entre dos papeles de horno, dejando de un grosor de 2 cm, y cortar círculos con un cortador de galletas o un vaso (los míos de 7,5cm de diámetro) y colocar sobre otra bandeja cubierta con papel. Doblar por la mitad, apretando ligeramente el borde, hacer un primer corte como a unos 5 mm de la parte lisa sin llegar al final. Doblar esa tira dándole forma para formar el cuello y la cabeza del cisne afinando el extremo para formar el pico. Hacer un par de cortes en la parte redondeada doblando las puntas ligeramente hacia arriba para simular el ala y la cola.
    Ya sé que una imagen vale más que mil palabras pero a mí se me olvidó sacar fotos del proceso pero sí pincháis aquí podéis ver el paso a paso que yo seguí, aunque en las fotos de las galletas se ve bastante claro.


    Una vez cortadas y dadas forma a todas las galletas (a mí me salieron 25 unidades) volver a refrigerar mientras se calienta el horno a 180ºC.
    Batir la yema con la leche y la pizca de sal para pincelar las galletas justo antes de hornear. Poner una viruta de chocolate para simular el ojo y espolvorear con un poco de azúcar sobre la parte que forma el ala.
    Cocer a media altura, con calor de arriba-abajo, durante unos 15 minutos o hasta que esté bien doraditas.


    La receta la he cogido del blog La majuluta, aunque he disminuido ligeramente la cantidad de bicarbonato de amonio, y os aseguro que están ricas ricas.
    ¿A qué han quedado muy monas?  Si queréis ver lo que han preparado mis compis de reto aquí os dejo el recopilatorio... y prepararos a disfrutar

martes, 18 de septiembre de 2018

Cheesecake de crema lotus y speculoos

    Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz...
    Hoy, justamente hoy, hace ya ocho años este blog echó a andar y, por supuesto, lo tenía que celebrar. La mejor manera de hacerlo... con una tartita, of course.
    Además aprovecho para participar con ella en el reto #tartashornofreeparanomorir de Instagram organizado de nuevo por Cocinando sabores


    Antes me tenía que traer la crema lotus cuando, en las vacaciones, pasaba a Francia. Ahora, afortunadamente, tan sólo me tengo que acercar al Carrefour para conseguirla, así que la tarta que he elegido para hacer precisamente está realizada con esta pequeña delicatessen.


    La receta la he sacado de unos de mis blogs de referencia reposteril, I love Bundt Cakes, rebajando ligeramente las cantidades, para adecuarlo al molde de 15cm de diámetro que he utilizado, y echando una pizca de especias para potenciar el sabor.


    Ingredientes :
    Para la base
  • 105 g de galletas de speculoos
  • 75 g de crema lotus
    Para el relleno
  • 300 g de queso crema (usé Philadelphia)
  • 150 g de nata líquida de montar (38% m.g.)
  • 8 g de gelatina en polvo
  • 40 g de azúcar moreno
  • 35 g de azúcar
  • 75 g de crema lotus
  • 1/4 de cucharadita de especias speculoos en polvo

    Forrar la base y las paredes de un molde redondo desmontable de 15cm con papel de horno.
    Lo primero prepararemos la base. Triturar las galletas y mezclar bien con la crema lotus. Volcar dentro del molde y apretar la mezcla repartiéndola bien por toda la base. Refrigerar por lo menos 30 minutos para que se endurezca.
    Hidratar la gelatina en tres cucharadas de agua fría. Reservar.
    Calentar la nata, a fuego bajo, sin dejar que llegue a hervir. Añadir los dos tipos de azúcar removiendo hasta su completa disolución. Echar la gelatina y disolver en la nata azucarada por completo. Agregar el queso, las especias y la crema e incorporar hasta que la mezcla sea homogénea.
    Retirar del fuego y verter la crema sobre la base de galletas.
    Dejar enfriar hasta que esté a temperatura ambiente, entonces meter en la nevera y refrigerar durante toda la noche.
    Desmoldar y, con la ayuda de una pequeña manga pastelera, decorar dejando caer con un hilo de crema por la superficie.


    No tengo que deciros que está de impresión, ¿os pongo un trocito?

sábado, 1 de septiembre de 2018

Ensalada de cerezas, queso azul, nueces y jamón de pato

    Comenzamos septiembre. Otra vez vuelta a la rutina, de reencuentro con gente que vuelve de vacaciones (yo las tuve en julio así que casi las tengo olvidadas 😕) y en nada los niños de vuelta a las clases. Por tanto comienzan las semanas de carreras para preparar el inicio del curso.
    Para poner un poco de alegría en la mesa, y como aún la temperatura es bastante alta por aquí, nada mejor que seguir con las ensaladas pero, como decía, con un poquito de rock&roll.


    Ya sé que no es tiempo de cerezas, así que me sorprendió gratamente encontrarlas aún a la venta, parece que estas sean tardías resintiéndose a abandonarnos. Pero igualmente podría haber puesto frambuesas, o cualquier otro fruto rojo, en su lugar


    La ensalada la había visto aquí, aunque no llevaba el jamón de pato, esa ha sido una adicción que se me ha ocurrido a mí.

    Ingredientes :
  • 100 g de cerezas
  • 50 g de queso azul
  • 6 lonchas de jamón de pato
  • 2 puñados de ensalada verde variada
  • 25 g de nueces peladas
  • Sal
  • Vinagre de moscatel
  • Aceite de oliva virgen extra

    Lavar las hojas de ensalada y escurrir bien. Yo utilicé escarola y rúcula como se puede apreciar en las fotos.
    Lavar también las cerezas, secarlas, partirlas por la mitad y deshuesar con cuidado.
    Cortar el queso en dados y las nueces en trozos grandes.
    Extender las hojas de ensalada en el fondo del plato y espolvorear con sal ligeramente. Repartir por encima las mitades de cereza, los dados de queso, las nueces troceadas y las lonchas de jamón de pato.
    Aliñarla con un poco de vinagre y, por último, con un buen chorreón de aceite de oliva virgen extra.


    El punto que le da el jamón de pato hace que pase de estar deliciosa a estar sublime, os lo aseguro.


    Y lo bueno que tienen las ensaladas es que si no te gusta uno de los ingredientes lo cambias y punto, estará igualmente deliciosa.


    No me negaréis que el servir una ensalada como esta, llena de color y sabor, no da alegría a cualquier mesa.