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sábado, 31 de diciembre de 2022

Gevrek, el bagel búlgaro

    Otro año que se acaba y, no sé si a vosotros os pasa, cada vez me da la sensación de que se hacen más cortos, debe ser la edad... y yo que me reía y me parecía que me estaban tomando el pelo cuando lo comentaban las personas mayores que me rodeaban ¿qué le vamos a hacer?

    Pero a lo que vamos, que si en la entrada pasada os dejaba una delicatessen para degustar, hoy os dejo un pan para acompañarla.

    Este pan en forma de anillo también es conocido con otros nombres en la zona de los Balcanes, como Koulouri en Grecia o Simit en Turquía, aunque este último aparece trenzado.

    La peculiaridad de este pan es que hay que bañarlo en una solución de agua y melaza o miel de caña, antes de rebozarlo en sésamo, con lo que obtendremos un ligero toque dulce y un precioso tono dorado. 

    Ingredientes :

  • 250 g de harina
  • 140 g de agua
  • 20 g de azúcar
  • 5 g de sal
  • 10 g de aceite de oliva virgen 
  • 5 g de levadura fresca
  • Semillas de sésamo blanco
    Para el baño
  • 250 ml de agua 
  • 2 cucharadas de miel de caña

    Poner en un bol la harina, el agua, el azúcar, la sal y la levadura y amasar hasta formar una masa compacta. Verter el aceite de dos veces, amasando hasta que se integre por completo después de cada adicción. Cubrir con un paño y dejar que leve, en un sitio cálido y sin corrientes de aire, hasta que doble de volumen. 

    Desgasificar y dividir en 4 partes iguales, de unos 100g. Bolear cada parte, volver a tapar y dejar reposar unos 15 minutos para que la masa se relaje. 

    Con cada bola formar cilindros de unos 30 cm de largo. Unir ambos extremos presionando para que queden bien adheridos. Tapar y dejar levar de nuevo hasta que vuelvan a doblar. 

    Mientras poner en un bol los ingredientes del baño y remover hasta que la miel se disuelva por completo. Calentar el horno a 200ºC, con calor de arriba-abajo.

    Bañar en el líquido cada pan, rebozar bien en el sésamo y colocar sobre una bandeja forrada con papel. Meter a mitad de horno y dejar cocer durante unos 20 minutos, hasta que estén bien dorados.

    Sacar y dejar enfriar sobre una rejilla.

    Y terminada esta última receta del año sólo me queda desearos lo mejor de lo mejor para el nuevo año que mañana comienza. Os esperaré por aquí con nuevas recetas que espero os gusten tanto como a mí.

    Muchísimos besos para todos. 

domingo, 11 de diciembre de 2022

Salmón marinado con moras

    Con la Navidad a la vuelta de la esquina todos andamos locos pensando que poner en la mesa en estos días de fiesta. Así que hoy os voy a dejar un rico entrante que se puede dejar hecho con muucha antelación y es de éxito asegurado en cualquier mesa. Este año, en vez de poner el típico salmón ahumado, vamos a triunfar con esta exquisited.

    Y digo que se puede dejar hecho con muuucha antelación porque, aunque en la nevera aguantará perfecto durante 3 días, podéis congelarlo, entero o mejor cortado en porciones. para ir sacando según lo vayáis a necesitar. Tan sólo lo tenéis que dejar descongelar en la nevera. Estará divino y como recién preparado. 

    Pero vamos al lío.

    Ingredientes :

  • 1 lomo de salmón, de aproximadamente 1 kg, con piel
  • 250 g de moras
  • 75 g de azúcar moreno
  • 250 g de sal gorda
  • 60 ml de ginebra
  • 4 bayas de enebro
  • Ralladura de 1 limón
  • Eneldo fresco picado

    No es probable que los salmones que venden tengan anisakis ya que suelen venir de piscifactorías pero, por si acaso, no estará de más que lo congeléis durante un par de días antes de marinarlo. Aunque si vais a congelarlo en su totalidad después de prepararlo este paso os lo podéis saltar.

    Lavar y secar el lomo de salmón y retirar las espinas, si tuviera alguna, con ayuda de unas pinzas. Reservar.

    Mezclar en un bol el azúcar, la sal, la ralladura y 1 cucharada de eneldo. Romper, en un mortero, las bayas de enebro y añadírselas a la mezcla.

    Reservar unas cuantas moras para adornar. Poner el resto en un bol junto a la ginebra y, con la mano de un mortero, ir rompiéndolas hasta obtener una pasta poco trabada. Verter en el bol de los sólidos y remover hasta integrar. 

    Meter el salmón, con la piel hacia abajo, dentro de una fuente donde quepan holgadamente. Distribuir el marinado por encima y restregar bien con la mano para que el salmón se impregne por completo. Espolvorear con más eneldo y tapar a piel con plástico. Poner algo de peso encima, yo suelo poner un brick de caldo o de leche, y dejar curar en la nevera de 24 horas a 3 días, dependiendo de como os guste de curado. Cuanto más tiempo lo tengáis más se teñirá del color de las que moras y estará algo más salado y seco. A mí me gusta tiernecito así que tan sólo lo dejo 1 día y es por eso por lo que no ha cogido demasiado color.

    Sacar de la nevera, quitar el peso y el plástico y retirar, con ayuda de papel de cocina, los restos de la marinada. Lavar bajo el grifo y, si queréis, volver a cubrir con eneldo. Como podéis ver en las fotos yo no le puse más. Empezando por la parte más ancha, con un cuchillo bien afilado, ir sacando lascas lo más finas posibles.

    Acompañado de las moras reservadas y unos pepinillos en vinagre ya os podéis preparar para disfrutar de lo lindo.

    Fuente : El invitado de invierno

domingo, 4 de diciembre de 2022

Vánocka, pan navideño de la República Checa

    Hoy se celebra Santa Bárbara. Muchas costumbres están asociadas a este día en la República Checa donde, aunque los regalos navideños los traerá San Nicolás dentro de un par de días, antiguamente los niños colocaban en la ventana un calcetín esperando que la Santa los llenara de golosinas, aunque si habían sido traviesos le que encontrarían sería carbón y patatas, mientras que las muchachas casaderas cortaban ramilletes de cerezo poniéndolos en un florero, con la esperanza de que florecieran antes del día de Nochebuena ya que, si esto ocurría, querría decir que en menos de un año se casarían y si no no habría boda. Fuente : https://espanol.radio.cz/

    Preparar vuestras maletas que hoy nos vamos de viaje para conocer un poquito más de sus tradiciones navideñas. Eso sí, abrigaos bien porque en la República Checa, nuestro destino, tiene que hacer ya un frío de mil demonios. Y, para paliar un poco ese gélido clima, no sólo vamos a encender la chimenea, también pondremos el horno en funcionamiento para preparar una Vánocka, el pan tradicional checo típico de Navidad.

    Este pan consta de tres trenzados, uno encima de otro, teniendo cada uno un significado distinto. El trenzado de la base, de 4 cabos, simboliza los cuatro elementos; el del medio, de 3 cabos, el sentimiento, la razón y la voluntad; y, para finalizar, el de 2, el conocimiento y el amor.

    Son varias las supersticiones ancestrales que lleva asociado a la hora de prepararlo, como que se debe evitar que el pan roce con ningún objeto de plata o ningún otro metal. Aunque las más curiosas son que la persona que lo prepara deberá llevar un delantal blanco y un pañuelo en la cabeza, no podrá hablar durante la preparación debiendo pensar en alguien querido, para ahuyentar a los malos espíritus, y que deberá saltar mientras la masa esté levando.

    También existe la tradición, más normal y compartida en otros países en sus panes dulces navideños,  de meter dentro una moneda gozando, la persona que la encuentre en su rebanada, de riqueza y salud durante todo el año. Pero cuidado, que si la Vánocka se quemará o se rompiera atraería la mala suerte.

    Ingredientes :

  • 25 g de levadura fresca
  • 500 g de harina de fuerza
  • 230 ml de leche templada
  • 10 ml de ron + 30 ml para macerar las pasas
  • 100 g de mantequilla a temperatura ambiente
  • Ralladura de un limón
  • 2 yemas M
  • 100 g de azúcar
  • 50 g de pasas sultanas 
  • 80 g de almendras laminadas
  • 1 cucharadita de sal
  • 1/4 de cucharadita de clavo de olor en polvo
  • 1/4 de cucharadita de jengibre en polvo
  • 1/8 de cucharadita de nuez moscada rallada

    Para decorar

  • Clara de huevo
  • Almendras laminadas 
  • Azúcar glass

    Macerar las pasas en el ron durante una hora y después escurrir y secar un poco el exceso de líquido con papel. Echar la levadura en la leche tibia removiendo hasta que se disuelva.

    Poner en el bol de la amasadora la harina, las especias, el azúcar, la sal y la ralladura y mezclar. Añadir la mezcla de leche y levadura, el ron y las yemas y comenzar a amasar. Cuando la masa esté homogénea y comience a despegarse de las paredes del bol empezar a agregar la mantequilla, poco a poco, cortada en trocitos. Continuar amasando hasta que se vuelva suave y brillante y pase la prueba de la membrana. Entonces volcar la masa sobre la mesa de trabajo, ligeramente engrasada, estirarla, con ayuda de un rodillo, hasta formar un rectángulo. Poner por encima las pasas y las almendras, cortar en trozos colocando unos encima de otros con el objetivo de que queden bien repartidas por toda la masa. Bolear , colocar en un bol ligeramente engrasado, tapar y dejar levar hasta que doble su tamaño.

    Una vez levado, desgasificar, volver a poner sobre la mesa de trabajo y dividirlo en 8 partes iguales y una de esas partes dividirla en dos. Estirar formando cabos. Unir bien uno de los extremos de 4 de los cabos, reservando los otros cubiertos con un paño para que no se resequen, y comenzar a trenzar. Una vez trenzado unir bien los extremos y pintar con clara de huevo batida. Colocar sobre una bandeja de horno, cubierta con papel y reservar. Trenzaremos ahora los 3 cabos gruesos que nos quedan, uniendo bien los extremos, y colocar encima de la otra trenza. Pincelar con clara batida. Retorcer entre ellos los cabos más pequeños y poner en la parte superior, dejando los extremos pillados por debajo del pan. Pincelar también con clara. Engrasar ligeramente un plástico lo suficientemente grande para que lo abarque y cubrir con él el pan. Dejar levar de nuevo hasta que casi vuelva a levar.

    Calentar el horno a 185ºC, con calor de arriba-abajo. Una vez levado volver a pincelar con clara batida y espolvorear con azúcar y almendra laminada. Hornear a media altura. Pasados 5 minutos, bajar la temperatura del horno a 150ºC y dejar cocinar 40 minutos más.

    Sacar sobre una rejilla para que se enfríe. A la hora de servir, volver a espolvorear ligeramente con azúcar glass.

    Fuente : Con harina en mis zapatos

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Pan persa o nân-e barbarí

    Esta semana estoy un poco perezosa y es que, cuando comienza a bajar la temperatura, lo único que me apetece es envolverme en una manta y quedarme tirada en el sofá. Otra buena manera de quitarme de encima el frío es encender el horno, así que me he hecho el ánimo. Ya metida en harina he preparado un pan que tenía muchas muchas ganas de preparar y está realmente rico.

    Este pan persa, Irán en la actualidad, fue horneado por primera vez por la etnia de los Hazaras. Ellos, conocidos como barbaríes (bárbaros), fueron quienes lo llevaron a Teherán, haciéndose muy popular durante la Dinastía Kayar. Aún hoy en Irán se le conoce con este nombre, sin embargo los Hazaras lo llaman nân-e tanoori (cocidodo en horno tandoori

    Fuente : Wikipedia

    Ingredientes :

    Para la masa madre de levadura

  • 125 g de harina floja
  • 75 g de agua
  • 1,5 g de levadura fresca de panadero

    Para la masa

  • 200 g de m. madre de levadura
  • 350 g de harina floja
  • 150 g de semolina de trigo duro
  • 300-310 g de agua
  • 10 g de sal

    Para decorar

  • 1 cucharadita de harina
  • 1 vaso de agua
  • Semillas de sésamo y de nigella

    El día anterior prepararemos la madre de levadura mezclando los ingredientes y amasándolos durante unos pocos minutos. Meter en un bote hermético y dejar toda la noche en la nevera.

    Mezclar los ingredientes de la masa y dejar reposar 5 minutos. Pasar a la superficie de trabajo, ligeramente enharinada, y amasar hasta que no se pegue a la mesa y esté suave y sedosa. Meterla en un bol, tapar, y dejar que fermente hasta que doble su volumen. 

    Dividir la masa en dos partes iguales, Dejar cubierta una de ellas y empezar a trabajar con la otra. Espolvorear con un poco de harina y estirar, primero apretando con las yemas de los dedos y después estirando de los extremos de la masa, hasta que tenga una longitud de unos 40cm de largo y 1cm de grosor. Colocar sobre una bandeja cubierta con papel y repetir con la otra pieza. Cubrir y dejar que vuelvan a fermentar hasta que doblen, deberán tener unos 2 cm de grosor.

    Mientras los panes fermentan, disolver la harina de la decoración en el vaso de agua y dejar hervir durante un minuto. Reservar. Calentar el horno a 250ºC, con calor de arriba-abajo.

    Cuando los panes hayan crecido y estén esponjosos distribuir 3 ó 4 cucharadas del líquido hervido sobre cada pan y, apretando, hundiendo los dedos  hasta llegar a la bandeja, ir abriendo surcos paralelos, separados un par de centímetros entre cada uno, a lo largo de cada pan. Espolvorear con las semillas de sésamo y de nigella y hornear, a media altura, durante unos 10 minutos, hasta que los panes estén dorados y brillantes.

    Sacar y dejar enfriar sobre una rejilla.

    Y, si no quieres encender el horno, haz tortas más pequeñas con la masa y pásalas por la plancha o una sartén caliente durante unos 2 ó 3 minutos. Yo esto no lo he probado... aún. Pero, si lo dice Ibán Yarza, yo me lo creo a pies juntillas, jejjeje.

    Lo que sí os puedo decir es que, junto a un buen té y acompañado de queso feta, está para ponerle un piso.

    Fuente : Pan casero de Ibán Yarza

martes, 15 de noviembre de 2022

Bundt Cake con galletas Oreo

    Hoy se celebra el National Bundt Cake Day y, fiel a la cita, no podía por menos que publicar uno nuevo para sumar a los que ya hay en el blog. 

    La verdad que tenía muchas ganas de probar esta versión ya que, aunque ya tengo publicado éste en el que, además de las galletas, el cacao forma parte de la masa, en el que hoy traigo tan sólo van las galletas, lo que hace que el resultado sea totalmente distinto. 

    Ingredientes :

  • 200 g de azúcar fino + 1 cucharada
  • 250 g de mantequilla
  • 1 cucharadita de pasta de vainilla
  • 5 claras de huevo
  • 300 g harina
  • 2 cucharaditas levadura
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 250 ml de nata líquida
  • 7 galletas oreo trituradas
  • 7 galletas troceadas
    Para el glaseado :

  • 200 g de azúcar glass
  • 2 ó 3 cucharadas de leche
  • 1/4 de cucharaditas de pasta de vainilla

    Poner a calentar el horno a 180ºC. Engrasar bien un molde de bundt de 10 tazas y reservar. Yo usé el Elegant Party de Nordic Ware.

    Tamizar la harina junto a la levadura y la sal. Batir la mantequilla y el azúcar hasta que la mezcla blanquee, esté espumosa y doble su volumen, Sin dejar de batir echar la vainilla. Incorporar la harina de tres veces, a velocidad baja, alternándola con la nata, empezando y terminando por la harina. 

    Montar las claras hasta que se formen picos firmes e incorporarlas en la masa, con movimientos envolventes con ayuda de una espátula, hasta que estén totalmente integradas. Añadir las galletas troceadas y, con mucho cuidado de que la mezcla no se baje, remover para que se repartan por toda la masa. 

    Echar la mitad en el molde preparado y alisar ligeramente la superficie. Espolvorear la galletas trituradas por encima y cubrir con el resto de la masa. Hornear, a media altura, de 50 a 55 minutos o hasta que al pinchar con una brocheta ésta salga limpia. Sacar del horno y dejar reposar 10 minutos antes de desmoldar. Terminar de enfriar sobre una rejilla.

    Para preparar el glaseado poner en un bol el azúcar glass y la vainilla e ir incorporando la leche, poco a poco, mientras se va removiendo hasta conseguir la consistencia adecuada.

    Cuando el bundt esté totalmente frío, regar con el glaseado y decorar con más trocitos de galletas.

    No me digáis que no queda un corte precioso. Además al no llevar más que claras es tremendamente esponjoso y os aseguro que está impresionante.

    Fuente : El rincón de Bea

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Crema de zanahorias, boniato, tomillo y miso blanco

    Parece que esta vez va en serio que el otoño, por fin, se quiere instalar por estos lares. Por lo menos, las temperaturas han descendido lo suficiente como para empezar a comer de cuchareo y, aunque en mi casa lo del cuchareo no dejamos de practicarlo en todo el año, ahora es cuando realmente empieza a apetecer hacerlo. 

    La crema que hoy os traigo es ideal para estas temperaturas cambiantes de un día para otro porque está igual de rica templada que bien caliente. Como el sabor que tienen los boniatos me encanta, además de aprovechar que están en plena temporada, he pensado que no estaría nada mal si éste fuera el ingrediente principal de la crema, así que ha sido "pensat i fet" como dicen por aquí.


     Ingredientes :

  • 250 g de zanahorias
  • 150 g de cebolla
  • 500 g de boniatos rojos
  • 500 ml de agua
  • 1 cucharada de hojas de tomillo fresco
  • 2 cucharadas de miso blanco
  • 100 ml de crème fraîche
  • Aceite de oliva
  • Sal
  • Pimienta negra de molinillo
  • Semillas de sésamo negro  

    Pelar la cebolla, las zanahorias y los boniatos. Picar la cebolla fina, partir las zanahorias en rodajas y los boniatos en cuadraditos. En una cazuela poner el aceite y pochar la cebolla a fuego medio. Cuando comience a estar blanda añadir las zanahorias y los boniatos y rehogar. Verter el agua, echar el tomillo, salpimentar y, cuando arranque el hervor, bajar a fuego mínimo, tapar y dejar cocer hasta que la verdura esté blanda, unos 20 minutos.

    Apartar del fuego y triturar hasta que esté fino. Agregar la crème fraîche, reservando un par de cucharadas para finalizar el plato, y las cucharadas de miso y volver a triturara hasta que esté uniforme. Rectificar de sal, si hiciera falta, y repartir en los platos. Decorar con la crème fraîche reservada y unas ramitas de tomillo fresco. Espolvorear un poco de sésamo negro por encima y servir antes de que se enfríe. Se puede volver a calentar pero, debido a que tiene miso, no debe llegar a hervir. 

    También podéis decorar los platos haciendo unas flores en unas cuantas de las rodajas de zanahoria. Tan solo tendréis que retirar unas cuantas antes de triturar la crema y darles forma con la puntita de un cuchillo. Es algo laborioso pero queda taaan bonito ¿no os parece?


lunes, 31 de octubre de 2022

Soul Cakes, galletas de alma para Samhain

    Soul, Soul, a soul cake!
   I pray thee, good missus, a soul cake!
   One for Peter, two for Paul,
   three for Him what made us all!
   Soul Cake, soul cake, please good missus, a soul cake.
   An apple, a pear, a plum, or a cherry, any good thing to make us all merry.
   One for Peter, two for Paul, & three for Him who made us all.

    Ya sabéis lo que me gustan a mí las recetas que tienen una historia detrás. Por lo que estas galletas que, además, van de la mano de la canción medieval que os he dejado arriba, y podéis escuchar en la voz de Sting en este enlace, estaba más que claro que tenían que estar en el blog sí o sí.

    Como soy un poco friki, creo que un poco bastante, no he podido por más de poner en algunas de las fotos el Funko del interprete de la canción, jejjeje. ¿A qué mola?

    Pero vamos con lo interesante de verdad, la historia de estas galletas. Antes de que Halloween fuera lo que ahora nos llega de la mano de los estadounidenses, ya en las tierras celtas de Irlanda e Inglaterra la gente se disfrazaba en esta noche de Samhain, que significaba el fin del verano, ya tenían la creencia de que en esta noche la línea que une este mundo con el del más allá era muy estrecha, con el fin de no ser reconocidos como humanos por los espíritus dañinos que pudieran cruzarla.

    Pero todas esas tradiciones, con la llegada de la Iglesia en la Edad Media, se fueron cristianizando, como iba pasando con todas las fiestas paganas que ésta encontraba en su paso evangelizador, porque era más fácil transformarlas e incluirlas en sus cultos que prohibirlas y siguieran celebrándose en la clandestinidad. Y, a partir de entonces, los niños comenzaron a ir de puerta en puerta, cantando la cancioncita y rezando por los muertos y, a cambio, recibían estas galletas pensando que, con cada una de ellas que se comiera, un alma del purgatorio era liberada.

    Ingredientes :

  • 340 g de harina de espelta integral
  • 170 g de azúcar 
  • 170 g de mantequilla fría, cortada en trocitos    
  • 1/2 cucharadita de canela
  • 1/2 cucharadita de pimienta de Jamaica
  • 1/2 cucharadita de nuez moscada 
  • 1 huevo batido (56 g. aprox)
  • 2 cucharaditas de vinagre de sidra
  • 1 cucharadita de leche

    Tamizar la harina junto a las especias, poner en un bol y añadir el azúcar. Agregar la mantequilla y trabajar, con las puntas de los dedos, hasta que adquiera una textura arenosa. Echar el huevo batido y el vinagre, mezclar y trabajar hasta obtener una masa manejable. Envolver en plástico y refrigerar, por lo menos, una hora.

    Pasado ese tiempo estirar, con la ayuda de un rodillo, hasta que tenga un grosor de unos 6mm. Cortar círculos, con un cortapastas de 6 ó 7 cm de diámetro, e ir depositándolas sobre una bandeja cubierta con papel. Con la ayuda de un cuchillo marcar una cruz en el centro de la superficie de cada galleta.

    Encender el horno a 200ºC y, mientras se calienta, volver a meter las galletas en la nevera. Cuando haya alcanzado la temperatura introducir en el horno las galletas, a media altura, y cocer unos 12 minutos, hasta que estén doradas.

    Sacar y dejar reposar unos minutos, en la misma bandeja, antes de pasarlas a una rejilla para que se terminen de enfriar.

    Se conservarán perfectas, durante unos cuantos días, metidas en una caja de lata.

    Y viendo la cruz que llevan marcada me pregunto si no lo harían para que por ahí pudieran salir los malos espíritus al cocerse igual que se hacía en los panes como reminiscencia de la cultura pagana o era la marca cristiana de la cruz ya que se rezba los las almas de los muertos.

    Fuente : El invitado de invierno

miércoles, 19 de octubre de 2022

Chocolate Pumpkin Swirl Cake

    Por fin llegó el tiempo donde, llegada la tarde, el arrebujarse en el sofá, arropado con una manta y una bebida calentita entre las manos, es lo que más apetece. Pero claro, para mí, todo esto no estaría completo sin un buen libro y algo dulce que llevarse a la boca. 

    Aprovechando que también estamos en tiempo de calabazas estaba claro que no tardaría en preparar algo dulce con ellas y si, además, añadimos un poquito de chocolate ya lo elevaríamos de delicioso a exquisito. 

    Con calabaza y chocolate tengo muchas recetas apuntadas y pendientes de preparar pero cuando vi como quedaba de bonita esta preparación de Zoë Bakes me enamoró y no me pude resistir a ponerme manos a la obra... o, mejor dicho, a la masa. 

    Si pincháis en el enlace veréis que las cantidades están ajustadas para un molde de bundt de 10 tazas así que yo las reduje a la mitad, ya que tenía claro que pensaba utilizar mi Heritage Loaf Pan de Nordic Ware, de 6 tazas, y esas son las cantidades que yo os dejo en la receta.

    Ingredientes :

  • 120 ml de aceite de girasol
  • 110 g de azúcar
  • 110 g de azúcar moreno
  • 2 huevos L
  • 215 g de puré de calabaza asada
  • 90 g de crème fraîche o yogur griego (usé yogur)
  • 1 cucharadita de pasta de vainilla
  • 150 g de harina
  • 3/4 de cucharadita de bicarbonato 
  • 1/2 cucharadita de sal
  • 1/2 cucharadita de nuez moscada molida
  • 1/8 de cucharadita de pimienta de Jamaica molida
  • 1/4 de cucharadita de jengibre molido
    Para la capa de chocolate :

  • 10 g de cacao en polvo (tipo Valor)
  • 1/2 cucharadita de canela
    Para espolvorear :
  • 20 g de azúcar glass
  • 1/4 de cucharadita de especias de pastel de calabaza (Pumpkin pie spices)

    Engrasar el molde elegido y poner a calentar el horno a 180ºC, con calor de arriba-abajo.

    Batir en un bol los huevos junto a los azúcares hasta que la mezcla blanquee. Añadir el aceite e integrar. Agregar el puré de calabaza, la vainilla y el yogur y mezclar hasta que esté uniforme. 

    Tamizar la harina, el bicarbonato, la sal y las especias. Echar en la masa de calabaza y mezclar, con ayuda de una espátula, justo hasta que esté integrado. Separar un tercio de la crema resultante en otro bol y añadir a ese tercio el cacao y la canela, removiendo hasta que esté uniforme.

    Verter 1/3 de la parte de calabaza en el molde engrasado anteriormente, alisando la superficie ligeramente. Repartir por encima 1/3 de la masa de chocolate. Repetir las capas 2 veces más, en las mismas proporciones, hasta finalizar con la masa de chocolate. 

    Hornear entre 45-50 minutos hasta que esté cocido. Comprobar que pinchando una aguja ésta salga limpia. Sacar del horno y dejar reposar 10 minutos antes de desmoldar. Terminar de enfriar sobre una rejilla. Mientras mezclaremos bien el azúcar glas y las especias de pastel de calabaza, que reservaremos hasta que el bizcocho esté completamente frío.

    Una vez frío del todo espolvorear, generosamente, con la mezcla de glass y especias.

    El resultado es un bizcocho extremadamente jugoso, con un punto justo de dulzor y un exquisito aroma a especias, que hará las delicias de todo el que lo pruebe. Una delicatessen la mar de otoñal ¿no os parece?

    Y no me podéis decir que, además, no quedan preciosísimas esas vetas de color. 

domingo, 16 de octubre de 2022

Pan de Calabaza de Jesús Machi

    Hoy los panarras estamos de celebración ya que hoy, día 16 de octubre, es el Día Internacional del pan. Creo que puedo decir, sin llegar a equivocarme, que la mejor manera de celebrarlo es animarse a preparar y hornear un pan. 


    Es por eso que yo me he metido en harina para poder celebrarlo como toca, horneando un pan muy de aquí, de Valencia, ya que la receta es de Jesús Machi, del Horno San Bartolomé. Y os aseguro que no hay pan de calabaza más delicioso que el que se hornea en su obrador... aunque éste tengo que decir que me ha quedado divino (entenderlo... no tengo abuelas, jajjajaja)


    Ingredientes :
  • 150 g de calabaza horneada
  • 500 g de harina panadera
  • 35 g de huevo
  • 10 g de sal
  • 25 g de aceite de oliva
  • 200-250 g de agua
  • 150 g de masa madre (100% de hidratación)
  • 0,3 g de levadura fresca

    Poner todos los ingredientes en el bol de la amasadora, con sólo la mitad del agua y empezar a trabajar a velocidad lenta. Ir añadiendo el resto del agua poco a poco y, cuando esté totalmente integrada, subir a velocidad alta y amasar hasta que la masa se despegue de las paredes del bol y no se pegue a los dedos. Sacar y poner en un bol, ligeramente aceitado, tapar y dejar levar hasta que casi llegue a doblar su volumen. Volcar en una superficie de trabajo enharinada, dividir en dos y bolear cada parte. Colocar cada bola en un banetón bien enharinado y tapar con un paño limpio. Llevar a la nevera y dejar levar toda la noche.
    Al día siguiente sacar y dejar atemperar mientras se calienta el horno a 210ºC, con calor de arriba-abajo, dejando una bandeja a mitad de altura y otra en la parte baja.
    Volcar sobre una pala cubierta con  papel de horno y espolvorear con un poco de harina. 
    Greñar el pan apretando un aro pequeño en el centro de cada bola, hasta casi llegar al fondo, y dar cortes a su alrededor para simular la forma de una calabaza. Dejar deslizar el papel sobre la bandeja de horno. Echar un vaso de agua hirviendo en la bandeja de la parte baja y cerrar enseguida para que no se escape el vapor.
    Hornear durante unos 18 minutos, retirando la bandeja con agua a los 7-8 minutos.

    No os imagináis el olor que hay en mi cocina, bueno en realidad en toda la casa, mientras se está horneando esta maravilla. Para mí, el olor a pan recién hecho es uno de los mejores ambientadores y si, además, le añadimos el ligero aroma de la calabaza ya ni os cuento.

    Fuente : Gastronomía&Cía

martes, 11 de octubre de 2022

Feta horneado envuelto en hojas de higuera

    Hace unos días me encontré por casualidad con una receta en la que Jamie Oliver envolvía un bloque de queso feta en hojas de higuera y lo metía al horno. Así que, como el queso lo tenía en casa, en cuanto he tenido un rato para irme de paseo he agarrado una tijera y me he lanzado como loca a recolectar algunas hojas de la higuera silvestre que tenía más a mano, que en mi barrio hay unas cuantas. Además, como a mis vecinos ya los tengo acostumbrados a verme, de vez en cuando, recogiendo flores, nísperos e higos, el que ahora me vieran cortando hojas de higuera tampoco le ha parecido nada fuera de lo común. Aunque a veces me temo que deben pensar que estoy una poco más pa allá que pacá, jejjeje.

    Ingredientes :

  • 6 hojas grandes de higuera
  • 1 bloque de 200 g de queso feta
  • 1 cucharada de orégano seco
  • 2 cucharadas de aceite de oliva 
  • 1 limón
  • Pimienta negra de molinillo

  Enjuagar bien las hojas y ponerlas en un cuenco. Verter agua hirviendo hasta que estén totalmente cubiertas  y dejar dentro hasta que esté frío. 

    Calentar el horno a 180ºC. Engrasar ligeramente una fuente de horno de un tamaño un poco mayor que el del queso. Reservar.

    Retirar del agua y secar ligeramente. Retirar los tallos y los nervios más gruesos e ir colocándolas sobre una superficie limpia, superponiéndolas, hasta formar un círculo sin huecos.

    En un plato hondo poner el queso, rallar sobre él la piel de la mitad del limón, espolvorear con el orégano y una pizca de pimienta recién molida. Regar con las dos cucharadas de aceite y  voltear hasta que esté cubierto por todos los lados. Colocar en el centro de las hojas y envolver bien con ellas.  

    Depositar en la fuente preparada anteriormente, con el cierre hacia abajo, y hornear, a media altura, de 20 a 25 minutos. Pasado ese tiempo, colocar en un plato y abrir las hojas dejando descubierto el queso, que deberá estar ligeramente fundido.

    Servir enseguida, para que no se enfríe, acompañado de tomate en rodajas y pan de pita caliente. Una vez en la mesa, exprimir por encima el zumo del otro medio limón. 

    Como podéis comprobar en mis fotos el pan de pita no aparece por ningún lado y es que, a pesar de haber ido a comprarlo para ponerlo en las fotos, cuando me di cuenta había hecho la sesión fotográfica y lo había recogido todo y las pitas... seguían en la bolsa de compra en la cocina. Vamos, pá matarme!!! No, si al final van a tener razón mis vecinos y ya estoy más pallá que pacá, jejjjeje.

    Fuente : Jamie Oliver

jueves, 6 de octubre de 2022

Higos al horno con tomillo y Cointreau

    No tenía yo en mente, este año, el subir ninguna entrada elaborada con higos pero, cuando los vi en el Mercado taaaan hermosos y oliendo tan divinamente, no me pude resistir a llevarme alguno para casa y probar a hacer alguna pequeña locura con ellos. Como estaban precisamente de autentica locura, y no pequeña precisamente, he tenido que pensar rápido ya que cada vez que abría la nevera iba cayendo alguno y, con esa marcha, no iba a poder preparar nada con ellos, jejjeje.

    Ésta receta, en la que casi cuesta más que se caliente el horno que lo que se tarda en cocinar, es ideal tanto para desayunos como para meriendas si se acompaña con una taza de yogur, que es precisamente como yo os los presento en las fotos.

    Ingredientes :

  • 350 g de higos frescos
  • 6 ramitas de tomillo fresco
  • 60ml (4 cucharadas) de Cointreau
  • 2 cucharadas de azúcar moreno
  • 4 cucharadas de miel de azahar
  • 2 rodajas de limón

    Calentar el horno a 200ºC. 

    Lavar y secar los higos y las ramitas de tomillo. Cortar el pedúnculo, partirlos por la mitad a lo largo e ir colocándolos en una fuente, con el corte hacia abajo, en una sola capa. Diluir el azúcar y la miel en el licor y regar con la mezcla los higos procurando que queden bien embadurnados. Distribuir por encima de ellos las ramitas de tomillo y las rodajas de limón. Cubrir la fuente con aluminio y hornear, a media altura, de 15 a 20 minutos. Retirar del horno, destapar y dejar enfriar por completo.


    Una vez fríos meterlos en un tarro con su almíbar. En la nevera os aguantarán perfectamente una semana y, si lo preferís, los podéis congelar y, de esta manera, poder disfrutar de ellos en cualquier momento aunque no estén en temporada.

    Fuente : Adaptada de David Lebovitz