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viernes, 25 de enero de 2019

Macarons de coco. Dientes para el ratoncito Pérez {Una galleta, un cuento}

    Uno de los personajes más queridos por los niños, sin duda alguna, es el ratoncito Pérez.A él va dedicado este mes "Una galleta, un cuento" ya que Marisa, de Mi dulce Valentina,  ha sido el cuento que ha elegido.
    Aún parece que estoy viendo la cara de satisfacción de cualquiera de mis hijos al descubrir las monedas o los pequeños regalos que les había traído el ratoncito.
    También recuerdo el terrible disgusto de mi pequeña cuando perdió un diente que se le había caído durante una excursión. Un llanto incontrolable y unas pocas palabras : ¿cómo iba a poder dejarlo debajo de la almohada? Al entrar en su cuarto y encontrar un regalito del señor Peréz menudos saltos y risas que daba entonces. Afortunadamente a su monitora se le ocurrió la magnífica idea de telefonear contándolo antes de su llegada.

   
    La idea de hacer macarons con forma de diente la vi en instagram y la tenía grabada en la memoria cuando nos dijeron el cuento elegido. Que iba a hacer lo tenía claro pero lo difícil ha sido llevarlo a cabo aunque a cabezota no me gana nadie así que, tras tres hornadas de macarons tan deliciosos como imperfectos, conseguí unos un poco decentes que presentar ya que el tiempo se me había echado encima.


    Ingredientes :
  • 50 g de azúcar glass
  • 50 g de harina de almendra
  • 19 g de claras
  • 10 g de coco rallado
  • 1 pizca de colorante blanco
  • 50 g de azúcar blanquilla
  • 14 g de agua
  • 19 g de claras
    Relleno :
  • 100 g de chocolate blanco
  • 30 g de leche
  • 1 cucharadita de coco rallado
  • 1/2 cucharadita de pasta de coco 
  • Un poco de dulce de leche

    Triturar juntos la almendra, el azúcar glass y el coco rallado del primer grupo de ingredientes durante unos 10 segundos a la máxima potencia. Yo lo hago en la Thermomix pero podéis usar también un molinillo. Ojo, si os pasáis la almendra comenzará a soltar su aceite interior formándose una pasta y ya no nos serviría.
    Poner en un bol, añadir las primeras claras y mezclar hasta que se unifique la masa. Agregar el colorante y mezclar hasta integrar. Tapar el mazapán resultante con film para que no se reseque.
    Para el siguiente paso necesitaremos un termómetro de cocina.
    Poner en un cazo el azúcar junto al agua y llevar al fuego. Cuando la mezcla alcance los 110º C comenzar a batir las otras claras, deberán estar casi montadas cuando el almíbar llegue a 118º C. Retirarlo del fuego, bajar la velocidad de montado de las claras y añadir el almíbar en forma de hilo por un lateral, nunca por encima de las varillas. Cuando esté totalmente integrado volver a subir la velocidad y seguir batiendo hasta que la temperatura baje a unos 40º C, vamos que al tocar las paredes del bol este esté templado.
    El siguiente paso uniremos ambas preparaciones mezclándolas, con una lengua, con movimientos envolventes hasta que estén bien integradas. La masa deberá estar lisa y brillante y debe caer lentamente en forma de cinta si la dejamos caer desde la lengua.
    Ahora viene la parte divertida, la hora de hacer la forma de dientes lo más parecida posible. 
    Rellenar una manga provista de una boquilla lisa de unos 6 mm e intentar formar sobre un tapete de teflón, con la manga perpendicular a la bandeja, haciendo un pequeño montoncito y arrastrando un poco la manga hacia abajo para formar cada lado de la pieza dental. Lo ideal es hacerse una plantilla para ajustar el espacio y controlar el tamaño. 


    Aunque si no te quieres complicar la vida también puedes hacer montoncitos de unos 3'5 mm de diámetro (más o menos el mismo diámetro que el tapón de una botellita de agua)
    Dar golpecitos a la bandeja por bajo para que los picos que nos hayan quedado al formarlos se integren.
    Dejar que se sequen para que formen una ligera costra que será determinante para que les salga un buen pie y no rompan por arriba al cocer. Al tocarlos ligeramente con la yema del dedo no se deben pegar.
    Precalentar el horno a 150º C, con calor de arriba-abajo y sin aire, y dejarlos cocer durante unos 12-13 minutos a media altura. 
    Sacar y dejar enfriar sin levantarlos hasta que estén fríos que ya veréis como se despegarán casi solos. Si no es así podéis ayudaros de un cuchillito.
    Guardar en la nevera dentro un recipiente hermético durante unas 24 horas antes de rellenarlos para que se terminen de asentar y queden con esa textura tan especial que debe de tener un buen macaron.
    Para el relleno derretiremos el chocolate blanco en el microondas en pequeños intervalos para evitar que este se queme. Una vez derretido añadir la leche, la pasta de coco y el coco rallado y batir con una varilla de mano hasta que esté completamente integrado y quede una crema suave. 
    Dejar enfriar antes de rellenar para que la crema no se escurra al ponerla sobre los macarons. Rellenar la mitad de las coquilles poniendo un punto de dulce de leche en el centro y rodeándolo con la crema de chocolate y coco.


    Cerrar con el resto de las coquilles y guardar un rato en la nevera, dentro de un recipiente hermético, para que cojan un poco más de cuerpo... eso si te da tiempo porque en mi casa iban volando según los iba rellenando 😋


     Y aquí os dejo el recopilatorio con todas las aportaciones, un verdadero disfrute

martes, 22 de enero de 2019

Muffins de frutos rojos

    Me gustan los días en los que lo que te despierta es el trino de los pájaros. Donde no tienes que estar pendiente de que se te hace la hora de salir de casa. Y los desayunos se hacen con calma, sentada tranquilamente a la mesa, disfrutando de algo de repostería casera.
    Hoy es día de fiesta local en Valencia así que es día de tener de un gran desayuno. No hay un solo ruido en la casa, ya que todos duermen menos yo, así que, acompañada por el canto de los pájaros, aprovecharé para disfrutar a fondo de uno de estos muffins.


    Ha sido difícil que no los encontraran ya que, si no los hubiera tenido guardados a buen recaudo, dudo yo que me hubieran dejado probarlos... y eso que mis chicos no son mucho de frutos rojos. Están tan suaves y jugosos que se han vuelto locos con ellos y han durado menos que un caramelo a la puerta de un colegio 😂😂


    Ingredientes :
  • 200 g de huevo*
  • 210 g de azúcar (230g en la receta original)
  • 20 g de azúcar avainillado
  • 135 g de buttermilk
  • 190 g de aceite suave
  • 1 cucharadita de pasta de vainilla
  • 1 pizca de sal (4g)
  • 350 g de harina
  • 12 g de levadura química (tipo Royal)
  • La ralladura de un limón
  • Frambuesas y arándanos frescos
    *Serán aproximadamente 4 huevos L


    Precalentar el horno a 230ºC con calor de arriba-abajo.
    Tamizar la harina junto a la levadura y la sal y reservar. Lavar los frutos rojos, escurrir y secar con papel. Poner papelitos para muffins en una bandeja para magdalenas, de esta forma mantendrán la forma durante el horneado.
    Batir el huevo con el azúcar, a velocidad alta, hasta que blanquee, se vuelva espumoso y casi doble su volumen. Bajar la velocidad, verter el aceite y seguir batiendo hasta integrar. Añadir la ralladura, la vainilla y un tercio de la harina. Cuando esté homogéneo, verter la mitad del buttermilk e integrar. Repetir alternando la harina con el buttermilk y terminando siempre con la harina. Remover bien y repartir en los papelitos para muffins preparados.
    Poner por encima de cada muffin 5 ó 6 frutos rojos (yo puse 2 frambuesas y 3 arándanos) hundiéndolos ligeramente en la masa.
    Bajar la temperatura a 200ºC y hornear, a media altura, durante 12 minutos. Poner a 180ºC y dejar otros 10 minutos. Pinchar para comprobar que estén hechos, sacar la bandeja del horno. Dejar reposar 5 minutos antes de desmoldarlos y terminar de enfriar sobre una rejilla.


    Ya sólo con ver la miga se adivina la maravillosa textura que te vas a llevar con cada cucharada. Una deliciosa cremosidad que se va fundir en tu boca.


    Voy a darme prisa, que parece que se empiezan a oír ruidos por la casa, ya comienzan a despertar mis fieras 😉😉
    Fuente : María Cosbel

martes, 15 de enero de 2019

Bundt cake de pera, avellanas y roquefort

    Recuerdo que en 2011 el día 15 de cada mes publicaba un bundt en el blog. Han pasado los años y, si tiro de archivo, veo que hay, además de las publicadas ese año, unas cuantas de estas deliciosas preparaciones. Solamente un par son saladas (pincha aquí y aquí), así que esto tenía que remediarlo y rápido. Que mejor que un día 15 para presentarlo...


    Esta es una deliciosa combinación donde la suavidad de la pera casa perfectamente con la potencia del roquefort consiguiendo un justo equilibrio, aportando las avellanas el toque crujiente.


    Aunque en la receta original se trataba de un cake yo lo he transformado en un bundt que, puede que me lo parezca sólo a mí pero, ha quedado precioso ¿o no?
    Vamos al lío.


    Ingredientes :
  • 200 g de harina
  • 15 g de levadura química (tipo Royal)
  • 3 huevos
  • 40 g de mantequilla
  • 100 ml de leche
  • 150 g de queso roquefort
  • 50 g de queso gruyère rallado
  • 2 peras medianas*
  • 60 g de avellanas enteras peladas
  • 5 ramitas de tomillo fresco
  • Sal
  • Pimienta negra de molinillo, recién molida
    *Yo le puse peras conferencia no demasiado maduras para que no se deshiciesen


    Precalentar el horno a 180ºC, con calor de arriba-abajo.
    Engrasar un molde de bundt y dejar escurrir boca abajo sobre papel de cocina.
    Tamizar la harina y la levadura. Fundir la mantequilla y dejarla templar. Trocear las avellanas groseramente. Cortar el roquefort en dados de unos 2cm. Pelar y despepitar las peras y cortarlas en dados.
    En un bol batir los huevos hasta que espumen. Verter la mantequilla fundida y la leche e integrar. Añadir el gruyère rallado y la mezcla de harina-levadura y remover justo hasta que la masa esté homogénea, sin trabajar demasiado.
    Agregar el roquefort, los dados de pera, las avellanas troceadas y las hojas de las ramitas de tomillo. Salpimentar y envolver ligeramente para que se reparta todo en la masa.
    Verter la masa resultante en el molde preparado y hornear, sobre una rejilla, a media altura, de 40 a 45 minutos. Al pincharlo con una brocheta esta deberá salir húmeda pero limpia, sin restos de masa.
    Cuando digo a media altura no quiero decir que la rejilla esté a la mitad del horno sino que el molde esté centrado., por lo que dependerá de la altura del molde donde tendremos que colocar la rejilla. En mi caso, de los 5 niveles que tiene mi horno, la tuve que poner en el segundo comenzando por abajo.
    Sacar y dejar reposar, sobre una rejilla, durante 10 minutos antes de desmoldarlo. Pasado ese tiempo bambolear el molde hasta que el bundt se separe de las paredes del mismo. Poner un plato encima y dar la vuelta, el bundt deberá caer sin problemas.


    Este tipo de preparación se puede comer tanto templado como a temperatura ambiente, como vosotros prefiráis, lo que hace que sea ideal para poder prepararlo con antelación. Nosotros lo tomamos de un día para otro, un golpe de horno para que se templara y listo, derechito a la mesa. Estaba absolutamente divino.


    Acompañado de una buena ensalada tendréis una cena realmente completa. El vino ideal para tomar con este manjar es un blanco seco pero con un brut ya se convertiría en una cena para no olvidar. Menudo festival!!

    Fuente : Saveurs Magazine, nº251

jueves, 10 de enero de 2019

Galletas bizcochonas de manzana {Reto CocinArte}

    No sé si será porque tengo la imaginación desbordada o se me estará yendo un poco la pinza, cosa que no descarto en absoluto, pero estas galletas de Chiarapassion a mi me parecen que están hechas con la técnica del trencadís.


    Vamos que, casi casi, podrían estar expuestas junto a uno de las muchos edificios del modernismo catalán. Es, por eso, porque lo que las he elegido para ser mi aportación al reto CocinArte, donde María había escogido como obra, para este mes, la casa Batlló de Antonio Gaudí.


    Aunque yo no la he hecho exactamente igual que las suyas ya que las he adaptado un poco, mínimamente, a mi manera.


    Ingredientes :
  • 1 huevo L
  • 60 g de azúcar morena
  • 50 g de aceite de girasol
  • 200 g de harina
  • 1 cucharadita de levadura química
  • 1/2 cucharadita de canela en polvo
  • 1 pizca de sal
  • 1 manzana grande
  • 1 chorrito de leche (opcional)
  • Almendra laminada

    Precalentar el horno a 180ºC, con ventilador y calor de arriba-abajo.
    Tamizar la harina junto a la levadura, la canela y la sal y reservar. Pelar, despepitar y cortar en cuadraditos pequeños la manzana. Reservar.
    Batir en un bol el huevo junto con el azúcar hasta que empiece a espumar. Verter encima el aceite y remover. Añadir la mezcla de harina tamizada y envolver hasta que esté homogéneo.
    Agregar los cuadraditos de manzana y mezclar. Si estuviera muy seco podéis añadir un chorrito de leche, pero no mucha, la justa para poder trabajar la mezcla.
    Hacer montoncitos, con ayuda de dos cucharas, e ir depositándolos en una bandeja de horno forrada con papel. Espolvorear con la almendra laminada y hornear, a media altura, de 16 a 18 minutos.
    Una vez pase ese tiempo, y estén doraditas, pasar con cuidado a una rejilla para que se enfríen.


    Con estas cantidades a mí me han salido 16 galletas pero todo dependerá del tamaño que las hagáis. Si las formarais con dos cucharillas, en vez de con dos cucharas como yo hice, os saldrán un buen puñado de galletas de bocado, pero deberéis hornearlas algo menos para que no se tuesten demasiado.


    Por si queréis conocer que han preparado mis compis de reto, aquí os dejo el recopilatorio.

sábado, 5 de enero de 2019

Bisque de marisco e hinojo de Donal Skehan {Cooking the Chef}

    Entrados en el invierno no hay nada mejor para entonar el cuerpo que un buen plato de cuchara, ya sea un potaje, una sopa o una crema.
    Yo, en esta ocasión, me he decantado por un plato un poco más festivo y que, dadas las fechas en las que nos encontramos, bien puede formar parte del último asalto de estas fiestas, la comilona del día de Reyes.


    Puede que su nombre os suene a chino y no tengáis ni idea de que trate el plato, aunque el ver las fotos es bastante esclarecedor. Yo tampoco lo sabía, pero, como pintaba delicioso, lo busqué en SanGoogle. Bisque no es nada más y nada menos que una velouté o crema sedosa donde el marisco es su principal ingrediente.
    La receta es del chef elegido por las chicas de Cooking the Chef para este mes, Donal Skehan. Ha sido un verdadero descubrimiento para mí ya que no tenía ni idea de lo que se cocía en su cocina, ni tan siquiera me sonaba su nombre. Eso es lo bueno de este reto, lo que llegas a descubrir y aprender gracias a él. Pero no me enrollo más, os dejo aquí el recopilatorio, para que disfrutéis con las aportaciones de mis compis de reto, y nos metemos en manteca.
    Vamos al lío.


    Ingredientes :
  • 500 g de langostinos
  • 40 g de mantequilla
  • 2 chalotas 
  • 1 zanahoria grande
  • 1 bulbo de hinojo
  • Unas ramitas de tomillo fresco
  • 1 hoja de laurel
  • 100 ml de vino blanco seco
  • 50 ml de brandy
  • 1 cucharada de concentrado de tomate
  • 1 litro de caldo de pescado
  • 100 ml de nata de cocinar
  • Sal
  • Pimienta blanca

    Pelar y picar finamente la zanahoria y las chalotas. Lavar, secar y picar finamente el bulbo de hinojo. Pelar los langostinos guardando las cáscaras, que será lo que utilicemos. Poner las colas en un plato, cubrir con plástico y reservar en la nevera para otro plato... o para decorar la bisque pasados un par de minutos por la plancha.
    Calentar en una cazuela, a fuego medio-alto, 25 g de mantequilla y sofreír en ella las cáscaras de los langostinos, de 6 a 8 minutos. Retirar y reservar.
    En la misma cazuela, derretir el resto de la mantequilla, a fuego suave, y rehogar en ella las chalotas, la zanahoria, el hinojo y las ramitas de tomillo durante 10 minutos, hasta que estén blandos.
    Subir el fuego y verter el vino y el brandy. Cuando esté caliente flambear y dejar reducir de 2 a 3 minutos.
    Añadir el tomate, el caldo y el laurel. Remover, introducir de nuevo las cáscaras y dejar cocinar, a fuego lento, durante 25 minutos. Retirar el laurel y triturar hasta que esté fino.
    Filtrar a través de un tamiz sobre una olla.
    Poner de nuevo a fuego lento. Verter la nata, remover y sazonar al gusto.
    Servir caliente.


    Skehan propone servir la bisque con las colas de los langostinos pasadas por mantequilla durante 2-3 minutos, algunas hojitas del hinojo y regada con un hilito de nata y acompañada con unas rebanadas de pan integral untadas con mantequilla. Pero para mí, no le hace ninguna falta porque sola está exquisita, como mucho le añadiría unos cuantos croutons de pan.