Este año, parece que con el tema del Calendario de Adviento, o eso o que se hacen mayores, se han decidido cuando menos que ha probar todas y cada una de las preparaciones que estoy cocinando. Eso debería llenarme de alegría pero, en este caso, no estoy especialmente contenta ya que casi me dejan sin catarlo. Ay, señor, qué cruz!! O quizás el éxito haya sido porque he seguido la receta de Eva al pie de la letra, con las mermeladas de jengibre y naranja con whisky, que casi nos acabamos a cucharadas antes de utilizarlas 😂😂, y le dan un sabor inigualable. Bromas aparte, que me encanta que mis chicos coman de todo.
Las excelencias del pan rociado con miel ya eran conocidas por los equipcios e incluso, Plínio el viejo cuenta como los romanos comían “panis mellitus” (pan frito rociado con miel), que se puede considerar el precursor del pan de jengibre actual. El pain d’épices, tal y como lo conocemos hoy, se originó en China y lo llamaban Mi-Kong (pan de miel) y se consumía en el s.X. Textos del siglo XIII citan el Mi-Kong como parte de las raciones de la guerra de los jinetes de Genghis Khan, que lo difundieron entre los árabes. Y, durante las Cruzadas, los militares lo probaron en Tierra Santa y se lo trajeron para Europa. Ese es históricamente su itinerario pero... ¿quién te dice a tí que Alejandro Magno, el mismo que dió a conocer las mandarinas en Europa, procedentes de China, no estuviera repartiendo también entre sus filas ese pan rociado con miel de los equipcios?
Así que, en honor a Alejandro Magno,ese grande de la historia, he acompañado el pain d'épices con unas mandarinas caramelizadas, que están para ponerles un piso, a fin de redondear el postre de cualquier día señalado.
Ingredientes :
Para el pain d'épices
- 90 g de harina de centeno integral
- 40 g de harina de trigo
- 22 g de fécula de patata
- 7,5 g de levadura química
- 65 g de leche
- 94 g de huevo (~1 y 1/2 huevo L)
- 180 g de miel
- 12,5 g de azúcar moscobado oscuro*
- 4 g de anís estrellado
- 4,5 g de canela en polvo
- 2,5 g de pimienta de Jamaica molida
- 100 g de mermelada de naranja con whisky**
- 80 g de mermelada de jengibre**
- 60 g de mantequilla, a temperatura ambiente
- 3,5 g de sal
- 2 cucharadas de mermelada de naranja con whisky**
- 1 cucharada de miel
- 1/2 cucharadita de agua
**Ambas mermeladas las compré en la sección de comida internacional del Carrefour
Para la mandarina caramelizada
- 10 mandarinas clementinas
- 100 g de azúcar
- 1/2 l de agua
- 1 palo de canela
- 2 estrellas de badiana (anís estrellado)
- 1 vaina de vainilla
Comenzamos preparando el pain d'épices.
Precalentar el horno a 180ºC, con calor de arriba-abajo. Engrasar, con spray desmoldante, 6 moldes individuales acanalados, de unos 10cm de diámetro, y poner boca abajo, sobre un papel de absorbente, para que escurra, mientras preparamos la masa.
En un cazo verter la leche y llevar a ebullición. Retirar y añadir el anís estrellado. Tapar y dejar infusionar, por lo menos, 10 minutos.
En un bol poner la miel y templar en el microondas para que se vuelva líquida.
Echar, en el bol de la amasadora, las harinas, la fécula, la levadura, el azúcar la canela y la pimienta de Jamaica. Mezclar con la pala, a velocidad baja, hasta que esté uniforme. Verter la miel y mezclar. Añadir las mermeladas y los huevos y mezclar, siempre a velocidad baja. Agregar la mantequilla y la sal. En este punto se hará una pasta que se volverá bastante más líquida ahora que le incorporaremos la leche infusionada colada. Mezclar hasta que esté homogéneo.
Rellenar los moldes hasta 1cm del borde. Golpear suavemente sobre la encimera, para que se asiente y las posibles burbujas que se hayan creado suban a la superficie.
Meter al horno, a media altura, y dejar cocer 30 minutos.
Mientras se hornea el pain d'épices prepararemos las mandarinas.
Pelar y retirar, al máximo posible, los filamentos blancos de los gajos de 8 mandarinas. Exprimir las mandarinas restantes. Abrir por la mitad la vaina de vainilla y raspar sus semillas.
En una cazuela poner el agua con el azúcar, el zumo, el palo de canela, el anís estrellado y la vaina de vainilla y sus semillas y llevar a ebullición. Cuando rompa a hervir, añadir las mandarinas peladas y dejar cocer durante 5 minutos. Sacar las mandarinas, escurriéndolas un poco, y reservar.
Llevar de nuevo la cazuela al fuego y dejar reducir, a fuego fuerte, durante unos 15 minutos hasta que haya cogido la consistencia de un sirope. Retirar del fuego y volver a meter las mandarinas en el sirope, girándolas con cuidado de que no se rompan, para que se impregnen bien, por todas partes, del jugo caramelizado.
Cuando termine el tiempo de horneado, pinchar para comprobar que estén cocidos, la aguja deberá salir húmeda pero limpia.
Sacar y dejar reposar, sobre una rejilla, durante un par de minutos.
Desmoldar, cuidadosamente ya que estarán muy tiernos y volver a colocar sobre la rejilla.
En un cuenco poner los ingredientes de la cobertura y dar un golpe de calor en el microondas para que se licuen. Pintar la superficie de los panes, cuando estén templados, con ayuda de un pincel.
Lo ideal es dejar ambas preparaciones de un día para otro, para que los sabores se intensifiquen, antes de hincarles el diente. Yo, que soy una ansia viva, me comí el primero, junto a una mandarina, estando aún templados tanto el pan como la mandarina... eso sí, disfruté como una enana 😂😂
A la hora de emplatarlo, colocar uno de los pain d'épices junto a un par de mandarinas, regadas con un poco de su sirope, y adornar con un par de anises estrellados y un trozo de palo de canela.
Espolvorear todo con una pizca de canela en polvo justo antes de servir.
Fuente : Bake -Street (Pain d'épices) y Regal Magazine (mandarinas)
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