No penséis que me he equivocado o que hoy volvemos a hablar del pueblo judío, la ventanita de hoy nos hace viajar hasta un país donde este pueblo tiene una grandísima influencia : Estados Unidos.
Básicamente las tradiciones y costumbres, tanto las navideñas como las de otras celebraciones, son heredadas de los pueblos que se han ido estableciendo en estas tierras. Sin embargo hay celebraciones no tan conocidas que si son puramente estadounidenses.
La sociedad afroamericana, por ejemplo, tiene la fiesta del Kwanzaa que consiste en 7 días de celebraciones, del 26 de diciembre al 1 de enero, durante los cuales las familias decoran sus casas con objetos y telas de simbolismo africano, se realizan libaciones , se comen frutas frescas en honor de quien las ha cultivado, se coloca una mazorca de maíz por cada niño de la casa como representación del futuro de la familia, todo esto como forma de rendir respeto y gratitud a sus antepasados. Además se enciende un candelabro con 7 velas, kinara, de manera similar a la tradición judía, una por día salvo el día de comienzo, que se enciende la primera y la vela del brazo mayor, y cada uno de los 7 días está dedicado a un principio concreto : unidad, autodeterminación, trabajo colectivo y responsabilidad, economía cooperativa, gran propósito, creatividad y fe. Esta fiesta la instauró, en 1966, Maulana Karenga.
También los primitivos pueblos americanos, los indios, celebran durante el 21 de diciembre el culto al sol en el solsticio de invierno. Los hopi, los navajos, los zuñis, son pueblos que, durante el solsticio, realizan una ceremonia ritual, soyal, donde practican largas sesiones de rezos, dentro de unas cuevas rituales sagradas llamadas kiva, cuyo objetivo es que el sol vuelva de su largo letargo invernal. También es momento de intercambio de presentes y donaciones a los chamanes de las tribus, como ropas adornadas con plumas. Es tradición que durante la ceremonia coman pan piki, una torta realizada con harina de maíz azul cocida sobre rocas calientes engrasadas con sebo.
Sin embargo el inicio de las fechas navideñas que conocemos viene marcado por la celebración del día de Acción de Gracias, Thanksgiving, otra celebración puramente americana, el 4º jueves del mes de Noviembre, aunque para el exterior podría afirmar, casi con total seguridad, que la impresión es que comiencen con el encendido de las luces del gigantesco árbol de Navidad del Rockefeller Center de Nueva York.
Sea como fuere la verdad es que la imagen de la Navidad que tenemos más asociada a los estadounidenses es la de Santa Claus. Una imagen íntimamente ligada a la Coca-cola ya que fue, en una campaña publicitaria navideña de esta marca de refrescos, la que creó la figura bonachona y rechoncha que ahora nos viene a la cabeza cada vez que pensamos en el viejecito de la barba blanca que baja por la chimenea para dejar bajo el árbol los regalos durante la Nochebuena. Santa Claus va surcando los cielos montado en un trineo conducido por 8 mágicos renos. El reno guia es Rodolfo, el más famoso de todos, gracias a su resplandeciente nariz.
Así que para esta ventanita yo he querido hacer algo lleno de simbología navideña estadounidense : por un lado la coca-cola por su Santa Claus, por otro las cerezas representando la nariz roja de Rodolfo y, para unificarlo todo, un molde de bundt de Nordic Ware... ¿puede haber algo más americano? Jajjaja
Faltan 7 días. Merry Christmas!!
Ingredientes :
- 200 g de azúcar
- 200 g de mantequilla a temperatura ambiente
- 350 g de harina
- 3 huevos grandes
- 200 g de cerezas confitadas
- 250 ml de cherry coke
- 125 g de agua hirviendo
- 180 g de chocolate blanco (1 tableta de Nestlé postres blanco)
- 1 cucharadita de vainilla en pasta
- 1/2 cucharadita de extracto de cereza
- 1/2 cucharadita de levadura química
- 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico
- 1/2 cucharadita de sal
- Azúcar glass para espolvorear
Poner el agua hirviendo en un bol. Trocear el chocolate blanco y añadírselo al bol, remover hasta que esté totalmente derretido. Dejar que se enfríe ligeramente.
Precalentar el horno a 180º C.
Tamizar la harina, la levadura, el bicarbonato la sal y reservar.
Engrasar el molde elegido con spray desmoldante incidiendo bien en los relieves que tenga el molde. Yo escogí este de abetos que me pareció la mejor elección para un bundt navideño.
Batir la mantequilla con el azúcar hasta que la mezcla quede blanquecina y espumosa. Ir añadiendo los huevos de uno en uno, batiendo bien hasta integrar antes de añadir el siguiente.
Verter el chocolate disuelto en el agua, la mezcla debe estar tibia, y seguir batiendo hasta que se incorpore totalmente.
Añadir 1/3 de la mezcla de harina y batir , agregar la mitad de la cherry coke e integrar, repetir el proceso con otro tercio de harina, el resto de la cherry coke y terminar con la harina. Batir hasta que quede una mezcla uniforme pero sin trabajar demasiado.
Verter la mezcla en el molde preparado y agregar las cerezas confitadas distribuidas por toda la superficie. Con ayuda del dorso de una cuchara introducirlas ligeramente en la masa y alisar la superficie.
Hornear durante 60 minutos o hasta que al pinchar con una brocheta esta salga limpia.
Sacar sobre una rejilla y dejar reposar 15 minutos antes de girar el molde en el plato de servir. Desmoldar y dejar terminar de enfriar sobre la rejilla.
Justo antes de llevar a la mesa, cuando el bundt esté totalmente frío, espolvorear con azúcar glass.
La mezcla de cereza con el chocolate blanco está espectacular.
Es altamente adictivo, os lo aseguro, de hecho, entre lo que hemos comido en casa y lo que han comido mis compis del café, no ha durado ni un asalto y eso que el bundt era grande, jejjeje.
2 comentarios:
Que bonito y que rico debe saber.
Que preciosidad de bundt cake has conseguido!!!
Besos
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