Violet Angel Food Cake...para el concurso de Carrot Cake

    Después de conocer el Angel Food Cake y sus diversas variaciones de la mano de Bea, (pincha aquí), no podía parar hasta conseguir hacerlos todos y alguna que otra variación más. El original y el de chocolate ya están hechos y subidos al blog (aquí y aquí) así que ahora me apetecía darle a alguno mi toquecito personal. El primer intento fué desastroso...hubo que tirarlo directamente a la basura y mis compañeros aún recuerdan el sabor a colonia que tenía. Después de varias intentonas fallidas, por fín, lo he conseguido...y, es que, todo era cuestión de echar la cantidad correcta de extracto. 
    Y como este es un cake de origen americano aprovecho para presentarlo en el Concurso USA-my sweet Carrot Cake.
 

 
    Además tenía pendiente, cuando me saliera el bizcocho, el acompañarlo con el frosting de violetas que nos descubrió Dina en la celebración de su cumpleaños. Esta vez la receta la he variado un poquitín, pero no dejéis de ver el original (pincha aquí)

    Ingredientes (para el bizcocho) :

• 9 claras (un botecito del Mercadona)
• 100 g de harina tamizada
• 200 g de azúcar
• 1/4 de cucharadita de sal
• 1 cucharadita de cremor tártaro
• 10 gotas de extracto de violetas
• 5 gotas de colorante rojo
• 2 gotas de colorante azul

    Ingredientes (para el frosting) :

• 6 caramelos de violeta
• 1 cucharada de vodka violeta
• 2 cucharadas de agua
• 70 g de Philadelphia
• 30 g de mantequilla en pomada
• 4 cucharadas de nata líquida para montar
• 1 pizca de sal
• 55 g de azúcar glass tamizado
• 2 cucharadas de vodka violeta

    Lo primero que haremos será preparar el bizcocho.
    Precalentar el horno a 170º
    Batir las claras junto al cremor tártaro y la sal durante 1 minuto, a velocidad baja, hasta que esté disuelto totalmente.
    Subir la velocidad batiendo durante 2 ó 3 minutos hasta que las claras formen picos suaves. Bajar de nuevo la velocidad e ir incorporando el azúcar a cucharadas hasta que las claras se vuelvan brillantes y firmes.
    Incorporar el extracto y el colorante batiendo a velocidad media 1 minuto más. Volver a bajar la velocidad y echar una cucharada de harina, batir hasta que esté totalmente integrada. Repetir la operación con el resto de la harina hasta que la acabemos y tenga un aspecto suave y esponjoso.
    Pasar uniformemente a un molde metálico, que no tiene que estar engrasado, para que se "agarre" a las paredes y así pueda subir.
    Hornear, sin abrir la puerta, durante 40 minutos. Mientras se cuece haremos el frosting.
    Derretir los caramelos en la cucharada de vodka y el agua a fuego mínimo. Cuando empiece a hervir apagar el fuego y añadir el resto del vodka reservando la mezcla para que se enfríe.
    Batir la nata junto al queso y la sal hasta que esté muy cremoso (unos 3 minutos), añadir entonces la mantequilla y seguir batiendo hasta que la mezcla se monte bien (otros 2 minutos). Bajar la velocidad e ir añadiendo el azúcar a cucharadas, no echar otra cucharada hasta que la anterior esté integrada. Por último, sin dejar de batir, añadir el jarabe de violetas en forma de hilo e integrar completamente. Guardar en la nevera hasta que vayamos a usarlo. 
    Cuando pase el tiempo de cocción, la superficie debe estar doradita, tocarla para comprobar que está firme y pinchar cerca del centro para ver que esté hecho. (Sino lo estuviera meter al horno otros 5 minutos y volver a comprobar pero no hornear más de 50 minutos en total)
    Retirar del horno y darle la vuelta al menos durante 1 hora para que se enfríe. Yo coloqué el molde poniendo el tubo central sobre un tazón dado la vuelta.
    Pasado este tiempo pasar un cuchillo por los lados y por el borde del tubo. Darle la vuelta en un plato para desmoldarlo y enfríar sobre una rejilla otros 45 minutos más.

    Cuando el bizcocho esté completamente frío sacar el frosting de la nevera y, con ayuda de una cuchara, verterlo por la superficie. Adornar con caramelos de violeta o, aún mejor, con violetas escarchadas. Yo tenía unas pocas de estas últimas de las que, amablemente, me trajeron algunos de mis compañeros de trabajo que se fueron de cursillo a Madrid.

    La esponjosidad del bizcocho con ese sútil aroma a violeta, el increible sabor del frosting y la dulzura de las violetas escarchadas hacen que este postre sea espectacular...una verdadera y deliciosa sensación.

    ¿A qué está diciendo comeme?