Realmente, a lo que más le he dado ha sido a preparar pan. La masterclass del maestro Daniel Jordà está siendo de lo mejorcito ya que, apoyándose en el libro "100 recetas de pan de pueblo" de Ibán Yarza, estamos haciendo un recorrido por nuestra geografía y enriqueciéndonos al descubrir panes que, en la mayor parte de los casos, han marcado la infancia de muchos de nosotros por lo que merece la pena no ser olvidados.
Éste no es el caso de el pan que os traigo, a la vista está, jajjaja. En la masterclass también nos ha dado tiempo para dar una vuelta por los hornos de otros países trayéndonos deliciosas recetas.
Aunque esta maravilla también haya formado parte de la masterclass, a éste le tenía yo echado el ojo desde hace tiempo, exactamente desde que lo descubrí en su libro "Love is in the bread"
No deja de ser un pan dulce pero, el toque japonés que le aporta el té matcha, hace que sea realmente especial. Un toque exótico sólo para amantes de las mezclas diferentes.
Ingredientes :
- 50 g de masa madre (100% de hidratación)
- 250 g de harina de fuerza
- 15 g de azúcar
- 5 g de sal
- 150 g de leche
- 38 g de mantequilla
- 8 g de levadura fresca
- 15 g de cacao en polvo sin azúcar
- 10 g de té matcha en polvo
- 20 g de gotas de chocolate
- Huevo batido para pincelar
En un bol mezclar todos los ingredientes menos el cacao, el té matcha y las gotas de cacao. Trabajar intensamente, con amasado francés, para que se integre bien la mantequilla, hasta que la masa esté lisa y uniforme. Tapar y dejar reposar 20 minutos.
Pasado ese tiempo volver a amasar enérgicamente hasta que esté elástica. Darle tensión y repetir otros 20 minutos de reposo.
Tras el reposo dividiremos la masa en tres partes iguales. Cubrir con plástico una de ellas y reservar. En las otras dos integraremos el cacao en una y el té matcha en la otra amasando enérgicamente hasta que tengan un color homogéneo y no se peguen a las manos. Cubrir cada parte con plástico y dar un reposo, a las tres masas, en la nevera, de unos 15 minutos.
Sacar de la nevera y cortar cada parte en piezas de unos 80-90 g cada una. Bolear cada pieza para que cojan fuerza, con la técnica del pañuelo, volver a tapar y dejar que se relajen 30 minutos, en la nevera de nuevo.
Para formar cada panecillo estirar con rodillo una bola de cada color dándoles forma ovalada. Colocar la pieza de cacao sobre la superficie de trabajo. Poner sobre ella la pieza blanca que será un poco más pequeña para que sobresalga la de cacao por debajo. Poner éstas encima de la masa de té matcha que deberá a ser también un poco más grande para que así se vean las tres masas superpuestas formando escalera.
Dar la vuelta al conjunto y repartir parte de las gotas de chocolate sobre él, pasando el rodillo por encima para que se queden pegadas a la masa. Comenzando por uno de los extremos, empezar a envolver estirando ligeramente al tiempo para dar algo de tensión a la masa, hasta que se forme un rollo. Colocar, con el cierre hacia abajo, sobre una bandeja de horno cubierta con papel, tapar y repetir con el proceso con el resto de las bolas.
Dejar que leven durante unos 45-60 minutos, no siendo necesario que doblen su volumen.
Calentar el horno a 190ºC, con calor de arriba-abajo, y con una bandeja en la parte de abajo.
Cuando hayan doblado pintar con huevo y meter la bandeja al horno. Echar agua en la bandeja que habíamos puesto en la parte de abajo e, inmediatamente, cerrar la puerta para que no se escape el vapor que se forme. Dejar cocer de 12 a 15 minutos sin dejar que se doren demasiado. Sacar del horno y dejar enfriar sobre una rejilla.
El corte es de lo más bonito y vistoso en panes de este tipo que había visto hasta ahora. Y el sabor... hay que probarlo para disfrutar de esa mezcla tan bien conjuntada donde, en ningún caso, sobresale un matiz más que otro.
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