Lo cierto es que casi la totalidad de estas galletas se las comieron mis compañeros de trabajo unos días antes de comenzar el confinamiento. Menos mal, porque sino seguro que hubiera habido peleas en mi casa para ver quien conseguía comerse más, jejjeje.
Y es que ricas están un rato ricas. Ese puntito que le aporta las escamas de sal que lleva por encima contrastando con el chocolate es una pasada o por lo menos a mí me encanta, más que encantarme me vuelve loca.
Pero vamos con la receta, que es bien facilita, para que os podáis poner a prepararlas también vosotros, podáis comprobarlo y ya me contaréis...
Ingredientes :
- 1 huevo L
- 100 g de azúcar
- 95 g de mantequilla en pomada
- 1 cucharadita de vainilla
- 150 g de copos de avena
- 150 g de harina
- 65 g de avellanas tostadas ligeramente picadas
- 90 g de pepitas de chocolate
- Sal en escamas
Batir, a velocidad baja, la mantequilla y el azúcar hasta que esté homogéneo. Incorporar el huevo y la vainilla y mezclar. Añadir la avena, las avellanas y las pepitas de chocolate y mezclar hasta que estén integrados.
Coger bolitas del tamaño de una nuez e ir colocándolas sobre una bandeja de horno forrada con papel. Aplastar ligeramente con la palma de la mano y espolvorear por encima de cada galleta un poco de la sal en escamas.
Dejar reposar en la nevera durante una media hora.
Precalentar el horno a 180ºC, con calor de arriba-abajo.
Sacar de la nevera, cuando haya pasado el tiempo de reposo y el horno esté bien caliente, y hornear, a media altura, durante unos 15 minutos.
Sacar y pasar a una rejilla para que se terminen de enfriar.
Decir que están ricas es decir poco, son un verdadero vicio. Es probar una y no poder parar hasta que el plato se vacía... Avisados estáis.
Fuente : Adaptada de Manzana y canela
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