No hay nada que apetezca más, cuando aprieta el calor, que un rico helado para refrescarnos. Sé que tengo pendiente de publicar un montón de helados tradicionales pero ya sabéis que soy un poco bastante rebelde y que si encuentro algo más rarito no me puedo resistir a probarlo. El año pasado me dediqué a recolectar hojas de higuera para preparar una receta de Jamie Oliver (aquí) y este año las he recolectado para preparar esta otra de David Lebovitz
A veces te sorprende encontrar recetas con ingredientes que en la vida se me hubiera ocurrido emplear en ciertas preparaciones y ésta es una de esas veces. El usar hojas de parra o de higuera para envolver si había visto hacerlo infinidad de veces, incluso como dije antes yo lo hice el año pasado, pero usarlo como aromatizante en la base de un helado, eso jamás. Y, por supuesto, no me iba a quedar yo con las ganas de probarlo, y más cuando en mi barrio hay higueras silvestres hasta decir basta, así que no me quedó otra que darme un pequeño paseo, tijera en ristre, recolectando las hojas más frescas y lustrosas que encontré a mi paso para usarlas para preparar esta delicia.
Ingredientes :
- 4 hojas de higuera frescas medianas
- 335 ml de nata para montar (35% de mg)
- 165 ml de leche
- 50 g de azúcar
- 1 pizca de sal
- 2 yemas de huevo L
- 40 g de miel
Lavar las hojas de higuera bajo el grifo y secarlas bien. En una sartén de hierro calentar las hojas, volteándolas de vez en cuando, hasta que estén ligeramente secas y empiecen a despedir su olor, de minuto a minuto y medio aproximadamente. Colocar dentro de una cazuela mediana y añadir la mitad de la nata, la leche, el azúcar y la sal. Calentar a fuego medio sólo hasta que el azúcar esté disuelto, retirar, tapar y dejar infusionar durante 1 hora. a temperatura ambiente.
Pasado ese tiempo, retirar las hojas exprimiéndolas bien. En un tazón batir las yemas y añadir el resto de la nata. Ir agregando la leche infusionada templada, poco a poco y sin parar de remover, a las yemas batidas. Volcar la mezcla en la cazuela y poner a fuego medio, sin parar de remover, hasta que comience a espesar y tenga una textura como de natillas (71ºC) Colar la crema en un cuenco y poner sobre un baño de hielo. Agregar la miel, remover hasta integrar y la mezcla enfríe por completo. Tapar a piel y meter en la nevera toda la noche. Al día siguiente mantecar en una máquina para hacer helados hasta que éste esté hecho. Meter al congelador en un recipiente hermético cubierto a piel con papel de horno para que termine de endurecer.
Si no se dispone de la máquina, meter al congelador la crema bien fría, en un recipiente hermético, y al cabo de un par de horas batir la mezcla para romper los cristales de hielo, repetir un par de veces hasta que esté totalmente firme, cubrir a piel con papel de horno y cerrar el recipiente.
Está absolutamente divino, una mezcla entre sabor a hoja y a higo difícil de explicar.
Acompañado de un par de higos cortados en cuartos y regado todo con un poco más de miel lo hará un postre digno de los dioses del Olimpo.
Fuente : David Lebovitz
No hay comentarios:
Publicar un comentario