Ya sé que en las dos anteriores recetas preparadas con naranja sanguina os decía que iban a ser las últimas de esta temporada pero, aunque esto se va pareciendo cada vez más al cuento de Pedro y el lobo, os aseguro que ésta es la definitiva y será la última ultimísima receta, jejjejje. Y es que es difícil resistirse a comprarlas, aunque estén a precio de oro, con lo riquísimas que están.
Después de la Semana Santa tan espléndida que hemos tenido, en prácticamente todo el territorio nacional, nada hacía pensar que iban a volver el frío y las lluvias y, aunque ya deberíamos de saber que la primavera es caprichosa, no nos ha sentado nada bien... por lo menos a mí no lo ha hecho. Y, como siempre digo, lo mejor para entonar el cuerpo es el cuchareo.
Ingredientes :
- 1 cebolla
- 500 g de zanahoria
- 2 patatas medianas
- 500 ml de agua
- 100 ml de zumo de naranja sanguina
- 3 cortadas de panceta fresca
- 2 cucharadas de aceite de oliva
- Sal
- Pimienta negra de molinillo
Pelar y trocear la cebolla finamente. Pelar las zanahorias y las patatas y cortarlas en trozos.
Poner una cazuela con el aceite a fuego medio. Añadir la cebolla y cocinar hasta que esté pochada. Echar los trozos de zanahoria y de patata y rehogar. Verter el agua, salpimentar y llevar a ebullición. Poner a fuego bajo, tapar y dejar cocer hasta que estén blandas, unos 20-25 minutos. Retirar del fuego, agregar el zumo y triturar hasta que esté bien fino. Rectificar de sazón si hiciera falta, volver a calentar a fuego suave, removiendo de vez en cuando, tapar y reservar en caliente.
Cortar la panceta en tiras finas y cocinar en una sartén sin grasa, a fuego medio-alto, removiendo de vez en cuando, hasta que esté dorada y crujiente. Sacar, escurrir y poner en un plato cubierto con papel absorbente para retirar el exceso de grasa.
Echar la sopa en los platos y repartir la panceta por encima. Terminar de decorar con unas hojas de perejil o de las mismas zanahorias, como ha sido mi caso. Servir antes de que se enfríe.
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