Además, mirándolo bien, si que he acabado pisando el extranjero, jejjeje, he pasado la frontera cercana a Donosti para ir a Hendaya al hipermercado, pero eso os lo contaré en otra entrada.
De todas formas no me conformaba del todo así que me he puesto a preparar unos bagels newyorkinos que me han transladado imaginariamente a la mismísima Fifth Avenue de la ciudad de los rascacielos.
Ya había publicado una entrada de bagels (aquí) pero no me resistía a poner esta otra receta del libro "Panes Creativos" de Daniel Jordà ya que es ligeramente distinta en cuanto a los ingredientes y, por lo tanto, también en cuanto al sabor.
Ingredientes :
- 500 g de harina de espelta
- 200 g de masa madre
- 10 g de sal
- 10 g de levadura fresca
- 200 g de agua
- 1 huevo
- 50 g de mantequilla
- Semillas de sésamo blancas y negras crudas para rebozar
Agregar la mantequilla y amasar hasta integrar dejando la masa fina, suave y uniforme.
Dejar en reposo unos 45 minutos.
Formar bolas de unos 90 g y, metiendo un dedo en el centro ir ensanchando el agujero hasta que adquieran la típica forma de rosquilla que tienen los bagels. El agujero deberá ser bastante grande ya que, al levar, la masa aumentará y se podría cerrar el hueco. Dejar levar tapados con un paño húmedo hasta que doblen su volumen.
Precalentar el horno a 220º C.
Poner un cazo al fuego con abundante agua y, cuando esta esté hirviendo, ir echando los bagels de uno a uno. Cocer un par de minutos por cada lado, retirar del agua con cuidado e ir rebozándolos, por uno de los lados, con las semillas de sésamo crudas.
Colocar sobre una bandeja de horno cubierta con papel y hornear durante unos 8 minutos, hasta que estén dorados.
Ya tan solo tendréis que rellenarlos. Yo lo hice con crema de queso, cebolla muuuy picadita, salmón ahumado y unas cuantas alcaparras... umm, absolutamente deliciosos!!
Y lo dicho, si cerráis los ojos parecerá que estéis en el mismísimo centro de Manhattan.
Si os sobran en una lata, protegidos de la humedad y el calor, se conservarán bien durante un par de días. También podéis congelarlos, solo tendréis que, sin descongelar siquiera, darles un golpe de horno y estarán como recién hechos.
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