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sábado, 27 de junio de 2020

Zanahorias horneadas con tomillo, avellanas y vino blanco

    Ya sé que el calor empieza a apretar de lo lindo, es lo que tiene el verano, pero yo me resisto a dejar de encender el horno... y es que sale tanta delicia de sus fauces, jajjaja. Bueno, la verdad es que esta delicia ya hace unos días que salió de él pero he tenido secuestrado el ordenador y no me había sido posible enseñárosla.


    Podría decir que esta receta me buscó a mí, o mejor dicho me encontró, porque lo cierto es que estaba buscando algo dulce que preparar y rebuscando entre mis libros de cocina fue como "What Katie Ate", el primer libro de Katie Quinn, acabó en mis manos. Solamente con ver la foto sabía que esta receta la iba a hacer ya mismo. Puede ser que los astros estuvieran confabulados con mi mente porque, justo el día anterior, me había llamado la atención un precioso manojo de zanahorias y me lo había traído para casa.


    A pesar de que tuve que hacer algunos cambios para ajustar la receta a lo que tenía por casa, y que mi cocina se puso como la boca del infierno, el achicharre mereció la pena de todas todas porque el resultado fue de verdadera delicatessen.


    Ingredientes :
  • 70 g de avellanas tostadas
  • 1 manojo hermosos de zanahorias
  • 5 ramitas de tomillo fresco
  • 3 cucharadas de vino blanco seco (usé un Riesling)
  • El zumo de 2 mandarinas pequeñas
  • 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
  • 2 pellizcos de mantequilla
  • Sal
  • Pimienta negra de molinillo

    Calentar el horno a 200ºC, con calor de arriba-abajo.
    Cortar las hojas de las zanahorias dejando un par de dedos del tallo y ,con ayuda de un cepillito, lavarlas, las  zanahorias, concienzudamente ya que no vamos a pelarlas. Lavar las ramas de tomillo y secarlas.
    Poner una hoja de papel de horno en una bandeja y colocar las zanahorias, lavadas y escurridas, en el centro. Espolvorearlas con las hojas de 2 de las ramitas de tomillo y añadir también las demás ramitas enteras. Salpimentar.
    Cubrir con otra hoja de papel de horno y cerrar tres de los lados formando una especie de papillote. Por el lado que aún queda abierto, introducir con cuidado el vino, el zumo y el aceite. Poner encima de las zanahorias la mantequilla y cerrar del todo el paquete.
    Meter al horno, a media altura, y dejar cocer hasta que, al pinchar con la punta de un cuchillo, a través del papel, las zanahorias esté tiernas. El tiempo dependerá del grosor que tengan la zanahorias, las mías, que eran medianitas, tardaron unos 40 minutos.
    Sacar del horno y dejar reposar la bandeja unos 5 minutos sobre una rejilla. Mientras poner una sartén, sin grasa, a fuego medio y tostar un poco las avellanas, removiendo de vez en cuando para que no se quemen. Cuando empiece a oler a avellana tostada retirar. Volcar en un mortero y dar unos golpes para que se rompan en trozos grandes.
    Abrir con cuidado el paquete de las zanahorias, retirando el papel superior.
    Servir regadas con los jugos de cocción y con las avellanas troceadas por encima.


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