La verdad es que no son de los frutos secos que más me gustan, pero me hacen volver a mi más tierna infancia. A esos puestos envueltos en la niebla, que apenas se intuían, mientras caminábamos en las frías tardes de domingo de la mano de mi padre. A él si le gustaban, y mucho, y nosotras nos rifábamos quien llevaría primero el cucurucho que haría que nuestras gélidas manos volvieran a entrar en calor. Veo puestos en otros lugares y no me vienen a la mente estos recuerdos pero, es llegar a Valladolid en otoño, aspirar el aroma que desprenden esos puestos y mi mente vuela de nuevo a esas entrañables escenas.
Este mes, para el reto Una galleta un cuento, le tocaba escoger cuento a Mossets de plaer, que triunfó con sus cisnes en el reto pasado, y Mariuca, la castañera de Juan Ferrándiz Castells ha sido el elegido.
En uno de mis paseos por Instagram descubrí estas galletas tan adorables, del blog I sapori di Ethra. Sabía que las haría no tardando así que, cuando nos dijeron el cuento elegido, me fui corriendo a por la receta.
Ingredientes :
- 250 g de harina de castañas
- 300 g de harina de repostería*
- 200 g de azúcar glass
- 1 huevo + 2 yemas
- 1 pizca de sal
- 250 g de mantequilla
- Ralladura de un limón
- 8 g de levadura química (tipo Royal)
- 100 g de chocolate con leche de fundir (usé Nestlé postres)
- 50 g de nata líquida
Batir la mantequilla y el azúcar hasta que esté cremosa. Añadir la ralladura, el huevo y las yemas y seguir batiendo hasta que se integren por completo. Agregar entonces las harinas, la levadura y la pizca de sal, tamizadas, y trabajar con una espátula justo hasta que la masa esté homogénea.
Envolver en plástico y refrigerar durante una hora.
Precalentar el horno a 180ºC con calor de arriba-abajo.
Una vez pasado este tiempo, ir haciendo bolas con la masa, dándoles forma lo más parecido a una castaña, e ir depositando en una bandeja forrada con papel.
Hornear, a media altura, durante unos 20 minutos.
Dejar reposar un par de minutos en la bandeja antes de pasarlas a una rejilla para que terminen de enfriarse.
Preparar mientras la cobertura derritiendo el chocolate, a pequeños golpes de microondas para evitar que se queme. Una vez derretido por completo verter la nata, que deberá estar a temperatura ambiente, y remover hasta que la mezcla esté homogénea.
Sumergir la base de cada galleta en la cobertura y colocar sobre una bandeja, forrada con papel, para que se endurezca el chocolate.
Con estas cantidades salen unas 60 galletas, dependiendo del tamaño, pero se conservan muy bien, durante unos días, guardadas en una lata hermética.
Os he comentado antes que las castañas no me apasionan pero, sin embargo, estas galletas me las comería una tras otra porque os aseguro que están de muerte, tan tiernas por dentro que casi parecen bizcochitos.
Venga, ir pasando a por una castañita y me acompañáis a ver el recopilatorio
me encanta todo lo que sabe a castaña. Un gran acierto tu receta
ResponderEliminarBesos guapa
Rosa
Sí que se ven muy tiernas tus galletas, además con la forma de castaña se ven monísimas.
ResponderEliminarUn beso
Qué ricas galletas y más con un café. Muy bonito cuento, tanto como las memorias que nos compartiste, me puedo imaginar perfecto los cucuruchos, el frío y la sensación de calidez y añoranza, yo quiero castañas!! Gracias por la receta. Besos!!!
ResponderEliminarTus galletitas me han enamorado!!! Se ven tan bonitas con esa forma de castaña y seguro que están deliciosas!!! Fabulosas Vivi! Gracias por participar! Besitos
ResponderEliminarMe han encantado tus galletas!!! Han quedado tan bonitas!!! Y tienen que estar riquísimas. Enhorabuena por tu propuesta!!!😘😘😘
ResponderEliminarEstas son de las típicas galletas de las que no puedes comer menos de 10. Me gustan muchos.
ResponderEliminarBesitos!!
Eva