Páginas

jueves, 30 de junio de 2016

Palmeras de tomates secos y romero {Cocinillas lok@s por Lorraine}

    Otra vez se llegamos a final de mes, hay que ver lo deprisa que pasa el tiempo, sin darnos casi ni cuenta nos hemos comido ya la mitad del año.
    Los niños han cogido vacaciones en el cole así que nos las tenemos que ingeniar para tenerlos entretenidos, no solo para que no se aburran, sino para que no nos pongan la cabeza loca recordándonoslo continuamente. Una buena manera de ello es meterse en harina con ellos y  preparar cosas sencillas.
    Esta receta de Lorraine es ideal para lograr pasar una tarde divertida y, además, dejar la cena preparada quedando ellos como los grandes protagonistas.


    Ingredientes :
  • 1 plancha de hojaldre
  • 140 g de tomates secos en aceite 
  • 1 ramita de romero fresco
  • 1 huevo
  • Harina para espolvorear

    Escurrir bien los tomates del aceite y picarlos finos. Yo los trituré ligeramente con la batidora, añadiendo un poco de su aceite, para que quedara casi como un puré. Los tomates que yo tenía en casa eran muy oscuros así que la mezcla quedó un poco rara. Como podéis ver en las fotos el relleno de las palmeras es muy oscuro.
    Lavar, secar y picar bien finas las hojas de romero.
    Espolvorear la superficie de trabajo ligeramente y extender la plancha de hojaldre, con ayuda de un rodillo, hasta formar un rectángulo de unos 30cm de ancho, 35 de largo y un grosor aproximado al de una moneda de 1€.
    Cubrir el hojaldre con la pasta de tomates secos y espolvorear con el romero picado. Comenzar a enrollar los dos lados largos hacia el centro hasta que ambos se encuentren en el medio. Batir ligeramente el huevo y pincelar la superficie donde se tocan para que se queden pegadas ambas partes. Pasar a una bandeja de horno, forrada con papel, y meter en la nevera, durante por lo menos 30 minutos, para que se endurezca y coja cuerpo.
    Precalentar el horno a 200ºC.
    Sacar el rollo de la nevera y, con un cuchillo muy afilado, cortar rodajas de 1 cm de grosor. Colocar extendidas sobre la misma bandeja forrada con el corte hacia arriba. Pincelar las palmeras con el huevo batido y hornear, a mitad de horno con calor de arriba-abajo, durante unos 15 minutos hasta que se hayan hinchado y estén doradas. Dejarlas enfriar en la misma bandeja.


      Las palmeras están buenas pero estoy segura que mis peques no las habrían probado al saber de que eran si no las hubieran hecho ellos, jejjeje. Una buena manera de que prueben cosas nuevas.

    Este mes todos los integrantes del grupo hemos ido un poco de cabeza, es lo que tiene el final de curso, así que ha sido Blanca la que se ha encargado de preparar la portada... chula, chula.


    Y estos son el resto de participantes del reto este mes
    Blanca de Menjar a ca la Blanca
    Alicia de Pan, uvas y queso
    Mavi de Mandarinas y Miel
    Bea de Sweet Cookies by Bea
    Nati de Paladares... Sabores de Nati
    Mar de El horno de Mar

    Fuente : Baking Made Easy  de Lorraine Pascale

domingo, 19 de junio de 2016

Bundt Cake de dulce de leche. 2º aniversario de I love Bundt Cakes

    Ya os habréis enterado que Bea y Mara, las chicas de I love Bundt Cakes, sortean un precioso molde Nordic Ware, de La Repostería de Miguel, para celebrar el segundo aniversario del blog. Yo no me podía perder el celebrarlo con ellas así que aquí está mi aportación, otra vez casi en el límite del tiempo pero al final he llegado.
    Se trataba de preparar una de las recetas que tienen publicadas en el blog y, aunque me ha costado un mundo decidirme por solo una de todas las deliciosas maravillas que tienen, al final me he decidido por hornear este bundt. Y os puedo asegurar que ha sido todo un acto de valentía porque en mi cocina hace una temperatura ya como para pensarse muy mucho encender el horno, jejjeje.


    Y nada mejor para este aniversario que elegir el molde del 70º aniversario de Nordic Ware, el Crown, para hornear en él el bundt.


    Ingredientes :
  • 225 g de mantequilla a temperatura ambiente
  • 170 g de azúcar moreno
  • 300 g de dulce de leche
  • 4 huevos L
  • 2 cucharaditas de pasta de vainilla
  • 240 ml de buttermilk
  • 420 g de harina
  • 1 cucharadita de levadura química
  • 1/2 cucharadita de bicarbonato sódico
  • 1/2 cucharadita de sal
  • Azúcar glass para decorar
  
    Precalentar el horno a 180º C
    Engrasar el molde elegido, yo lo hice con spray desmoldante para que penetrara bien por todas las aristas.
    Tamizar la harina con la levadura y el bicarbonato y reservar. Normalmente también tamizo la sal pero en esta ocasión me apetecía que te la encontraras de vez en cuando al comer un bocado, así que se la añadí después de haber tamizado todo lo demás.
    Batir la mantequilla junto al azúcar, a velocidad alta, hasta que la mezcla se vuelva cremosa.
    Añadir el dulce de leche y mezclar.


    Agregar los huevos uno a uno, batiendo bien entre cada adicción e incorporar la vainilla. Añadir la harina de tres veces, alternándola con el buttermilk, comenzando y terminando con ella y batiendo, a velocidad baja, después de agregar cada ingrediente.
    Verter la masa en el molde, engrasado anteriormente, y hornear alrededor de 50 minutos, hasta que al pinchar con un palillo de brocheta este salga limpio. Mi bundt necesitó 55 minutos hasta que estuvo hecho.
    Sacar y dejar reposar sobre una rejilla durante 20 minutos. Pasado este tiempo, desmoldar sobre la rejilla y dejar que se termine de enfriar.


    Una vez frío ponerlo sobre el plato de servir y espolvorear generosamente con azúcar glass justo antes de llevarlo a la mesa.


    Y solo queda partirlo y comenzar a disfrutar porque, estoy segura, es lo que vais a hacer ya que está buenísimo.

viernes, 17 de junio de 2016

Pato con salsa de ruibarbo y jengibre

    Desde que descubrí el ruibarbo parece que me he enganchado a su sabor, no me extraña que en algunos países no paren de hacer preparaciones con este suculento manjar. Pero, siempre suele haber un pero, ya tenía ganas de probarlo en un plato salado.
    Cuando descubrí esta receta estaba segurísima que la iba a preparar en breve. En ella la salsa la preparan con cerezas secas pero yo lo que tenía en casa eran fresas confitadas así que, como esa combinación es de éxito asegurado, es lo que he utilizado.


    Ingredientes :
  • 2 pechugas de pato con piel
  • 2 cucharadas de miel
  • 60 g de ruibarbo
  • 25 g de fresas confitadas
  • 1/2 cucharadita de jengibre molido
  • 130 ml de zumo de naranja
  • 120 ml de vino añejo

    Precalentar el horno a 200º C.
    Limpiar y picar finamente el ruibarbo. Pelar y picar finamente el jengibre. Reservar.
    Lavar las pechugas de pato y secarlas. Hacer cortes diagonales en la parte de la piel sin llegar a la carne.
    Calentar una sartén a fuego alto y poner las pechugas, con la parte de la piel hacia abajo, hasta que estén bien doradas y crujientes. Sacar y poner en una fuente de horno, con la piel hacia arriba.
    Reservar la grasa que hayan soltado las pechugas. Verter una cucharada de miel por encima y hornear de 10 a 15 minutos. Retirar del horno, tapar con papel aluminio y dejar reposar 5 minutos.
    Mientras, calentar la grasa de pato que teníamos reservada y añadir a ella el ruibarbo picado, las fresas confitadas y el jengibre y dejar cocinar durante un par de minutos. Retirar y reservar.
    Verter en la misma sartén el zumo y el vino y llevar a ebullición, dejar cocer 10 minutos hasta que reduzca. Añadir también los jugos que el pato haya soltado y el resto de la miel. Volver a llevar a ebullición dejando que termine de reducir hasta que espese ligeramente.
    Introducir de nuevo la mezcla de ruibarbo y fresas y dar un hervor para que los sabores se amalgamen.
    Cortar las pechugas en filetes y rociar con parte de la salsa justo antes de servir.


    Si el ruibarbo en dulce está bueno ya en platos salados ni os cuento.


    Un gran descubrimiento, desde luego.

miércoles, 15 de junio de 2016

Soft Cotton Cake o pastel de queso japonés

    Hace unas semanas tuve la gran suerte de que una amiga me regalara limones. Fue por entonces cuando Juana Guindilla nos recordó este pastel. Yo estaba segura que su receta permanecía en mi lista de pendientes hace mucho tiempo, demasiado diría yo, teniendo en cuenta la exquisited de su textura, así que de esta vez no iba a pasar, había llegado el momento de prepararlo utilizando en ella uno de los preciosos limones de los que me habían dado.


    Os aseguro que las fotos no le hacen justicia, no he podido conseguir que semejante maravilla luciera con el esplendor que se merece pero, con lo bueno que está, no he querido dejar de publicarlo.


    Ingredientes :
  • 250 g de queso crema
  • 3 huevos L
  • 50 ml de leche
  • 80 g de azúcar
  • 30 g de maizena
  • 1/2 limón, el zumo y la ralladura
  • 1 cucharadita de levadura química
  • 1 pizca de sal
  • 1/4 de cucharadita de cremor tártaro
  • Azúcar glass para espolvorear al servir

    Preparar una bandeja para poner al baño maría el molde elegido. Juana nos sugiere forrar el molde con papel pero yo elegí el Elegant de Nordic Ware así que tan solo lo rocié con spray desmoldante.
    Precalentar el horno a 170º C con la bandeja con el agua para el baño maría dentro.
    Separar las claras de las yemas. 
    En un bol mezclar muy bien el queso con la leche, 50 g de azúcar, las yemas, la maizena, la levadura, el zumo y la ralladura.
    En otro bol montar las claras con el cremor y la pizca de sal. En cuantocomiencen a estar espumosas añadir el resto del azúcar y seguir batiendo hasta que se formen picos firmes.
    Ir añadiendo las claras de tres veces a la mezcla de yemas y queso, integrándolas con mucho cuidado, con ayuda de una espátula, y con movimientos envolventes de arriba hacia abajo.
    Verter la mezcla en el molde, alisar la superficie con una espátula e introducirlo en el horno dentro de la bandeja con agua hirviendo del baño maría. El agua deberá llegar, por lo menos, hasta la mitad de la altura del molde.
    Hornear durante 25 minutos. Apagar el horno y dejar dentro 10 minutos más. Deberá tener un tacto firme, no debe temblar.
    Entreabrir la puerta del horno y dejar que se termine de enfriar dentro para que se baje lo menos posible y no se agriete.
    Desmoldar, sobre la bandeja de servir, cuando esté totalmente frío.


    Espolvorear con azúcar glass justo antes de servir.


    También podéis servirlo con alguna mermelada de fresas o de frutas del bosque, pero así tiene un sabor tan sumamente delicado que yo no le he puesto nada.
  

    Su textura es muy suave y esponjosa, no en vano la traducción de su nombre es pastel de suave algodón, porque es exactamente a eso a lo que recuerda, a un suave algodón.

lunes, 13 de junio de 2016

Pastéis de Belém o casi

        Hace mucho tiempo que tuve la suerte de probar esta delicia en Portugal, en mi visita a la Expo de Lisboa, anda que no ha llovido desde entonces, pero lo que nunca olvidaré es que me gustaron mucho mucho. Este año un compañero estuvo por allí y tuvo el detalle de traerse unos cuantos para la hora del café... absolutamente divinos.


    Los que seguís mis perfiles en las redes ya sabréis que estoy haciendo el curso de Macarons al milímetro de La tallerería. No, no se me ha ido la olla, que no voy a hablaros de macarons sino de como aprovechar las yemas que me han sobrado después de utilizar las claras de  todos los huevos que he utilizado. Una de las propuestas que nos hicieron era hornear estos pastelillos... una maravillosa y sabrosa idea que en casa ha gustado un montón.
    Después de probar un par de recetas,  que tres semanas de curso dan para muchos huevos, está de Megasilvita es la que ha parecido más deliciosa por abrumadora mayoría, aunque yo he reducido las cantidades para ajustarlas a mi molde.


    La receta original, secreta desde hace casi 200 años, se les atribuye a los monjes del Monaterio de los Jerónimos, en la freguesía lisboeta de Belém, pasando la receta, cuando en 1834 cerró el convento, a un anexo de una antigua fábrica de caña de azúcar que, con el tiempo, se convirtió en la Fábrica de los Pastéis de Belém, donde se sigue fabricando este apreciado dulce desde entonces.
   
 
    Ingredientes :
  • 1 plancha de hojaldre rectangular
  • 200 g de azúcar + 1 puñadito para el hojaldre
  • 125 ml de agua
  • 5 yemas
  • 37 g de maizena
  • 250 ml de leche
  • La corteza de 1 limón
  • 1 palo de canela
  • Azúcar glass para espolvorear
  • Canela molida para espolvorear
    Hacer un almíbar con los 200 g de azúcar y el agua, cociendo durante 5 minutos. Retirar y reservar.
    Estirar la plancha de hojaldre, espolvorear con el puñadito de azúcar y pasar el rodillo para que penetre. Formar con él un rollo a lo largo y cortar en 12 trozos. Engrasar ligeramente un molde de 12 magdalenas y cubrir cada hueco con un trozo de hojaldre. Estirar con los dedos desde el centro hacia afuera dejando el borde un poco más grueso. Meter en la nevera mientras preparamos la crema.
    En una tacita de leche disolver la maizena hasta que no queden grumos.
    Poner el resto de la leche con la piel de limón y la canela en un cazo y, cuando rompa a hervir, retirar del fuego. Añadir la mezcla de harina y leche, remover hasta que esté totalmente integrado y volver a llevar al fuego, sin dejar de remover. Cuando comience a hervir retirar de nuevo, añadir el almíbar en hilo removiendo continuamente. Poner de nuevo en el fuego y dejar cocer un par de minutos hasta que espese un poco. Retirar, colar para retirar los posibles grumos y dejar templar.
    Precalentar el horno a 230º C.
    Batir ligeramente las yemas, verter sobre la crema templada y remover con unas varillas hasta que la mezcla esté uniforme. Colar de nuevo.
    Sacar el molde preparado anteriormente de la nevera y rellenar con la crema reservada sin llegar hasta el borde ya que en el horno crecerá algo.


    Yo me pasé un poco con el llenado, como podéis observar en la foto, y casi se me desbordan.
    Hornear durante unos 20 minutos hasta que los bordes estén doraditos.
    Sacar y dejar enfriar durante unos 10 minutos antes de desmoldar. Sacar y colocar sobre una rejilla hasta que estén fríos.


    Se pueden comer tanto templados como a temperatura ambiente, eso sí, espolvoreados por encima con un poco de azúcar glass y canela molida.


    El resultado es impresionante, casi parece que estés en Lisboa degustando uno de los pastelillos más tradicionales de su gastronomía.

miércoles, 8 de junio de 2016

Palitos de ajo y kale con mantequilla de miel y hierbas

    Hacía mucho que no os traía una receta de pan y es que, con estos calores, no apetece demasiado encender el horno... que una es masoca pero no tanto, jejjeje. Y no tenía intención de ponerme a ello hasta que pasara el verano pero, que le vamos a hacer, el mono ha sido demasiado grande para poder resistirme a él.


    Además que en la nevera se me había quedado huérfana una hoja de kale que tenía que utilizar si o si y esta era una buena manera de gastarla.


    Estos palitos se pueden preparar con antelación y son ideales para acompañar una cena de picoteo así que, al fin y al cabo, tampoco era tanto el sacrificio de prepararlos.


    Ingredientes :
  • 125 g de harina
  • 83 ml de agua tibia
  • 8 g de levadura fresca
  • 2 g de sal
  • 10 g de kale 
  • 1 diente de ajo
  • 1 cucharadita de aceite de oliva virgen extra
    Para la mantequilla
  • 1 ramita de romero fresco
  • 1 ramita de tomillo fresco
  • 95 g de mantequilla en pomada
  • 1 cucharada de miel
    Lavar, secar y cortar el kale en trocitos. Pelar y picar el ajo.
    En un tazón mezclar la levadura con 30 ml del agua y disolverla. Añadir una cucharadita de harina, remover y dejar reposar, tapado, durante unos 10 minutos hasta que esté espumoso.
    En un bol mezclar la mitad de la harina y la sal, verter la mezcla anterior y el resto del agua y remover hasta integrar. Agregar el resto de la harina y mezclar.
    Volcar sobre la superficie de trabajo ligeramente enharinada y amasar durante unos 10 minutos. Poner en un bol, ligeramente engrasado, y dejar levar, tapado, hasta que la masa doble.
    Mientras leva la masa prepararemos la mantequilla de miel y hierbas. Picar finamente las hierbas y mezclar, con la pala de la amasadora, con la mantequilla y la miel hasta que se formen picos y la mezcla esté suave y espumosa. Poner en un bote y reservar.
    Precalentar el horno a 210º C.
    Volcar de nuevo la masa en la mesa de trabajo y dividir en dos, dejando tapada la parte que no usemos de momento. Aplanar ligeramente y poner la mitad del kale y del ajo por encima. Amasar para integrar y estirar de nuevo hasta formar un rectángulo de 9x13cm aproximadamente. Cortar 5 tiras a lo largo, retorcer y colocar sobre la bandeja de horno forrada con papel.
    Repetir la operación con el otro trozo de masa y, una vez colocados todos los palitos en la bandeja, hornear, a media altura con calor de arriba-abajo, durante unos 20 minutos o hasta que estén dorados.
    Retirar y pincelar con la mantequilla de miel y hierbas. Dejar enfriar sobre una rejilla.


    Presentar los palitos acompañados de la mantequilla ligeramente en pomada y veréis que cosa más más rica.
    Si no encontráis kale podéis sustituirlo por col rizada, acelgas o espinacas aunque acabo de descubrir que ya lo tienen embolsado hasta en Mercadona.

    Fuente : Premeditated Leftovers

domingo, 5 de junio de 2016

Lengua en salsa de Martín Berasategui {Cooking the Chef}

    Es curioso como a veces encontramos más fácilmente, en nuestro entorno, productos de cocinas más internacionales que de los que se utilizan en otras zonas de nuestra geografía, siendo estos últimos tan exquisitos que, me atrevería a decir, les pueden dar cien vueltas a otros más extravagantes.
    Uno de estos casos es el de la lengua de ternera, una carne absolutamente exquisita, que en el País Vasco está presente en todos los lineales de los supermercados ya sea entera sin cocer,  entera cocinada y pelada, o incluso loncheada preparada ya para meter en salsa, y que aquí, en Valencia, o la encargas a tu carnicero de confianza o vas a por ella al Mercado Central. Es más fácil encontrar salsa de soja y jengibre en cualquier super a que te sorprendan con que en la carnicería tengan lengua.


    Este mes que A&A, en el reto Cooking the Chef, nos han propuesto a uno de los Chefs nacionales más grandes que tenemos, un chef con mayúsculas y con garrote, al gran Martín Berasategui.


    Así que no podía por menos que homenajearle a él y a su tierra cocinando uno de los platos más representativos de aquellos lares, la lengua en salsa, que él preparó junto a Robin Food en una de las muchas colaboraciones que tuvo con este último en su programa de televisión (ver aquí). Yo he hecho una mezcla entre esa receta y otra que también tiene publicada en su blog (ver aquí)


    Al principio puede parecer un poco engorroso preparar este suculento plato, ya que hay que cocer largamente la lengua para luego poder pelarla, pero nada más lejos de la realidad, y más si se utiliza una olla exprés donde los tiempos se acortan considerablemente.
    Ingredientes :
  • 1 lengua de ternera
  • 1 cebolla
  • 1 puerro
  • 2 dientes de ajo
  • 2 zanahorias
  • 1 vaso de vino añejo
  • 2 l. de agua
  • 2 ramitas de tomillo fresco
  • Huevo batido para rebozar
  • Harina para rebozar
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal
  • Pimienta negra 
    Limpiar la cebolla, el puerro y el ajo. Lavar y secar las zanahorias. Picar la cebolla y el ajo y cortar en rodajas el puerro y las zanahorias.
    En la olla exprés, dorar la lengua por todas partes con un buen chorreón de aceite. Retirar y poner en la misma grasa las verduras preparadas anteriormente. Rehogar y dejarlas pochar a fuego lento durante unos 15 minutos. Verter el vino y dejar que se reduzca.
    Volver a colocar la lengua dentro y verter el agua por encima, salpimentar y dejar cocer durante 50 minutos.
    Cuando pase el tiempo comprobar que la lengua esté tierna y sacarla de la olla. Dejar escurrir y, cuando se temple, pelarla. Cortarla en filetes de unos 2 cm de grosor y pasarla por harina y huevo batido para rebozarla.


    Freír en abundante aceite caliente y dejar escurrir sobre papel de cocina para retirar el exceso de grasa y reservar.
    Triturar la salsa, añadir las ramitas de tomillo y dejar reducir, a fuego medio, hasta que espese ligeramente. Introducir dentro los filetes, rectificar de sal si fuera necesario y dejar cocer, a fuego suave, durante 10 minutos. Retirar las ramitas de tomillo.


    Lo ideal es que repose preparándolo de un día para otro para que, como muy bien dice el gran Berasategui, gane en sabor y matices.


    Y para acompañarlo nada mejor que un salteado de setas de primavera, ñam ñam, en esta ocasión he elegido unos deliciosos perretxicos salteados con ajo y perejil.


    Y ahora os invito a pasearos por el recopilatorio para descubrir las maravillas que han preparado mis compis de reto.