Hacía tiempo que tenía mono de meter las manos en harina y ponerme a preparar pan así que, como tocaba receta dulce, comienzo la temporada panarra de la mejor manera posible, con un delicioso brioche à tête.
El olor que desprenden recién salidos del horno hacen que te sientas transportado al país vecino y poder degustarlo, además, es como estar sentado a la mesa de la mismísima María Antonieta.
Hoy es el día de publicación del CocinArte y, en este ocasión, el cuadro que ha elegido María ha sido El columpio de Jean-Honoré Fragonard.
Nada más verlo me ha venido a la cabeza la imagen de un brioche à tête en una grandiosa mesa de desayuno puesta de la manera más rococó, como mandaba la época. Mi mesa ni mucho menos es rococó, este no es precisamente mi estilo, pero disfrutar seguro que no lo hacían tanto en aquella época como lo hemos hecho nosotros, eso seguro.
Ingredientes :
- 50 g de agua
- 20 g de levadura fresca de panadería
- 500 g de harina de fuerza
- 4 huevos L
- 10 g de sal
- 40 g de azúcar
- 350 g de mantequilla
- 1 yema
- 1 cucharada de leche
Poner en el vaso de la amasadora todos los ingredientes, menos la mantequilla, en ese orden. Esto evitará que la levadura esté en contacto directo con la sal y el azúcar hasta que comience el amasado.
Amasar, con el gancho, a velocidad baja, durante unos 15 minutos o hasta que la masa se despegue de las paredes. Dejar fuera de la nevera mientras la mantequilla para que se vaya ablandando.
Echar la mitad de la mantequilla, que estará sobre unos 14º, y mezclar a velocidad media. Cuando esté totalmente integrada añadir el resto de la mantequilla y seguir trabajando, a la misma velocidad, hasta que la masa se despegue de las paredes. Si pincháis con un termómetro estará entre 22º-24º y pasará perfectamente la prueba de la membrana.
Volcar en un bol, cubrir con plástico y dejar reposar durante 2 horas a temperatura ambiente. Meter en la nevera durante toda la noche.
Dividir la masa en las partes que queráis y bolear. Yo la dividí en 6 de 110g y 1 de aproximadamente 500 g.
Engrasar los moldes con mantequilla. Enharinar ligeramente la superficie de trabajo y la mano. Hacer rodar cada bola de masa con el canto de la mano formando un estrechamiento a un tercio de distancia de un extremo. Abrir un agujero en el medio de la parte grande y meter por él la parte más pequeña. Pero como una imagen vale más que mil palabras, seguro que lo entenderéis mejor viendo las siguientes fotos
Meter en los moldes presionando un poco para adaptar la masa a ellos e hincar el índice para terminar de marcar la cabeza.
Batir la yema y la leche del glaseado y pincelar con cuidado la superficie.
Dejar reposar en un lugar templado para que leven.
Cuando casi doblen su tamaño precalentar el horno a 180ºC. Volver a pincelar y hornear durante 15 minutos. Bajar la temperatura a 160ºC. Dejar otros 10 minutos los pequeños y 20 minutos el grande.
Sacar, desmoldar con cuidado y dejar terminar de enfriar sobre una rejilla.
Ya veis que a mis brioches pequeños la cabeza les quedó bastante poco pronunciada, casi como que estuvieran jugando al escondite 😂😂 Pero muy ricos estaban, eso sí.
La miga lo dice todo ¿a que sí?
No los había visto antes. Se ven deliciosos y muy esponjosos. Tengo que apuntarla.
ResponderEliminarMe encantan los brioches y sí como tu dices parece que se pueden tomar acompañados de un té en el gabinete de Maria Antonieta... que maravilla.
ResponderEliminarGracias por participar en el reto
Un beso enorme
Me encantan estos brioche y la curiosa forma de hacerlos. Son perfectos para el desayuno o la merienda. besinos
ResponderEliminarMe encantan los brioches, te han quedado buenísimos. Me encanta la forma que les das y me encanta tu aportación al reto. Yo me apunto a merendar.
ResponderEliminarBesinos
El toque de Belén
Vivi estos brioches están tan bonitos, que puedo ver esas ondas del vestido en ellos jajajja que para interpretar acá estamos, se ven tan esponjosos y así pequeñitos son unos bocados especiales. besitos
ResponderEliminarA mi el rococó tampoco me va para mi casa pero te confieso que me encanta verlo en museos o cuadros o películas, me parece super bonito.
ResponderEliminarDesde luego seguro que un buen brioche no podía faltar en las mesas de la aristocracia o las familias de bien de la época.
Te han quedado fabulosos, la verdad es que ya va apeteciendo meter las manos en harina y hornear, con este tiempo una tarde de "repostería" siempre es divertido y el aroma que inunda las casas me encanta.
A ver que hacemos con Sorolla.
Besos
Nieves
Oioioioioioiiiiiiiiiiiiiii que me has ganado con esta receta! Además me la quedo que esto tengo que probarlo! Que ricura! Estupenda propuesta!
ResponderEliminarVaya corte tienen esos brioches!! Tienen que estar ricos, ricos!!
ResponderEliminarpero que pinta que tienen, yo lso tengo en pendientes desde hace mucho tiempo, una perfecta inspiración para el cudro, seguro que en el pintor y yo protagonistas han desayunado mas de una vez estas delicias, buena idea, besos
ResponderEliminarLlevo días con el olor a brioche en mi cabeza y unas ganas locas de encender el horno pero entre las temperaturas que no bajan y la gripe tendré que conformarme con soñar con las tuyas. Nunca lo había visto por ese lado pero es verdad que tienen un punto rococo, te han quedado de vicio. Beso.
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